viernes, 29 de mayo de 2009

A por ellos, joe

La demanda del pago de 15.000€ a IU por silbar una expresión popular en un video de campaña es una clara muestra de la preocupante deriva intelectual de la sociedad, no porque haya una persona con escasos escrúpulos que intente sacar tajada de una forma cuanto menos surrealista, miserables los ha habido siempre, sino porque hayamos permitido la creación un aparato legal que legitime esta concepción mercantilista de la cultura tan alejada de lo que debiera ser en una sociedad democrática y moderna. Y lo más triste es que el gérmen de esta sinrazón tan a la americana (estadounidense, quiero decir) en la que no hay más valor que el monetario ni más conducto que el legal, haya que buscarlo en personas de un supuesto compromiso progresista, gente de izquierdas, bueno, del entorno del PSOE para ser justos, que los partidos de izquierda siempre se han opuesto a la filosofía del cánon y sus derivados. Cabe suponer que esta vez el caso quede en nada, pero no debería bastar con eso, porque no hay que confundir la legítima reclamación de un derecho con la siempre condenable práctica de la extorsión y no estaría mal que a raíz de este asunto la expresión "a por ellos" se convirtiera en el grito de guerra no de un equipo de fútbol, sino de la lucha contra quienes mediante sus abusos pervierten lo que en origen era sin duda una causa justa.
Hay que repensar muy seriamente nuestra concepción de los derechos de autor, porque no pongo en duda, incluso defiendo, la legitimidad de una remuneración justa a todo el mundo, creadores incluidos (por supuesto), por su trabajo, algo que debe ser garantizado sin ningún genero de duda, pero tampoco pongo en duda, y nadie debería hacerlo, que ni ese ni ningún otro legítimo derecho puede defenderse pisoteando otros no menos legítimos y en algunos casos fundamentales.

jueves, 28 de mayo de 2009

Tanto tanto ruido

Si el ruido que abunda en las ciudades es una de los factores más negativos de cuantos alteran la convivencia, el ruido argumental que campa por sus respetos en el parlamento y la prensa lo es en igual medida para la inteligencia. Si ese ruido al menos tuviese una base sólida y fuese simplemente una muestra más de falta de brillantez y honestidad por parte de quien lo genera gestionando torpemente asuntos serios, sería indignante igualmente, pero tolerable a fuerza de costumbre, pero cuando, como es el caso, los escándalos se asientan sobre una base tan endeble, existiendo además otros temas mucho más graves de los que preocuparse, es comprensible el consecuente rechazo hacia la política que crece cada día más en la población. Sin duda habría sido deseable que la actuación de Defensa en el caso del cuartel de Hoyo de Manzanares, además de realizarse en esctricta aplicación de los protocolos de la OMS (probablemente el más ridículo de los premios Príncipe de Asturias concedidos jamás) se hubiese desarrollado también con un cierto sentido común y se hubiese evitado la visita escolar al cuartel, pero, con todos mis respetos, es un tema tan menor que me resulta incomprensible que protagonizara de tal manera una sesión de control al congreso. Es una constante últimamente de las sesiones parlamentarias (por no hablar de las de la Asamblea de Madrid, una realidad paralela en sí mismas) que si fuesen presenciadas por un espectador imparcial que no entendiese nuestro idioma, pensara que se debate una declaración de guerra. Y no se trata de eso, les pagamos para que nos solucionen los problemas, no para que nos los creen ni para que nos hagan sentir vergüenza ajena.
Una última consideración, quienes defienden la presunción de inocencia de Camps como acto de fe, debieran hacer lo propio con Chaves y Garzón, y por la misma razón quienes denuncian al presidente de la Comunidad Valenciana basándose en indicios y no en sentencias, quienes consideran que la honestidad de las personas se dirime en la prensa y no en los juzgados, deben consecuentemente condenar públicamente, de manera cautelar, claro, los casos de reciente publicación que atañen a estos últimos. En orden a la honradez, lo lógico , porque además así lo establecen los principios básicos del Estado de Derecho, es respetar escrupulosamente la presunción de inocencia de cualquier ciudadano, pero puesto que eso parece ser mucho pedir ya que no todo el mundo actúa de ese modo, es necesario invocar entonces a la obligada coherencia para exigir un trato igualitario a todos los casos equiparables.
Por cierto que la querella contra Garzón se refiere exclusivamente a su actuación profesional, nada añade ni resta al tema que juzgaba cuando se originó la demanda.

martes, 26 de mayo de 2009

Los vendedores de pulpos (como animal de compañía)

Jaime Mayor Oreja es un señor ciertamente conservador que seguramente sería divertido como abuelo de un amigo, pero como representante político pone los pelos como escarpias. Sin embargo, aunque a mi me irrite en ocasiones cuando su tono trapasa la frontera del sosiego para instalarse plenamente en el paternalismo y la condescendencia, hay que reconocerle que es muy efectivo, un hueso duro de roer en un formato de las caraterísticas del de ayer, tan acertadamente llamado simplemente "cara a cara", no debate. Y lo es tanto que es necesario hacer un gran esfuerzo de abstracción para darse cuenta de que tras esa fachada amable y sosegada dijo una serie de cosas francamente trasnochadas que le sitúan en el extremo derecho del abanico ideológico de su partido.
Juan Fernando López Aguilar, sin embargo, tiene un tono de charlatan que hace que todo lo que dice suene hueco, cuando en realidad no lo es en absoluto. Sí que dijo cosas interesantes junto con otras que no lo fueron tanto y algunas esperpénticas como las contínuas referencias, estrategias de campaña obligan, supongo, a ayudar a Obama a cambiar el mundo. Es una pena que estemos ya sobradamente acostumbrados a que el PSOE mantenga un discurso que después rara vez se ve refrendado por sus actos.
Ambos trataron de convencernos de que aceptásemos pulpo como animal de compañía, es más, ambos pretenden que votemos a su particular octópodo, pero el fondo fue muy diferente. No es justo, por tanto y si atendemos a los argumentos esgrimidos, decir que ambos partidos representan lo mismo, aunque la experiencia nos diga que sus políticas de verdad, las que ponen en práctica, están mucho mas cercanas de lo que lo están sus discursos, y hay que reconocerle en eso una mayor seriedad al PP, cuya acción política se parece más a lo que dice que la del PSOE. Sin embargo y asumiendo como cuestión de principios lo que probablemente no lo sea sino de cosmética, atendiendo a lo expuesto es la de éste último mucho más ilusionante que la del primero, ahora bien, hay que tener muy claro que para buscar una aplicación práctica del discurso del PSOE, que en cualquier caso es excesivamente tibio y no atiende en realidad al fondo del problema, es más efectivo invertir el voto en otras fuerzas políticas progresistas en cuya tradición no esté tan instalada la traición a las palabras.

El avión de Zapatero y otras confusiones

Desconozco si existe algún argumento que justifique la utilización de un avión del ejército por parte del Presidente del Gobierno para asistir a un mitin de su partido, pero lo que tengo claro es que si éste existiera desde luego no sería el que se ha esgrimido desde el ejecutivo, porque si resulta difícil de justificar la presencia del Secretario General de un partido en un avión oficial para un viaje particular, más atenta contra el buen gusto y la razón la del Presidente del Gobierno en un mitin de partido. El señor Rodríguez Zapatero asistió al mitin de Dos Hermanas en calidad de Secretario General de su partido, no de Presidente del Gobierno, y defender lo contrario desde el ejecutivo supone un problema mucho mayor que el de la utilización del avión: la completa e intolerable confusión entre lo público y lo particular que parecen padecer muchos de nuestros políticos.
Abundan las confusiones últimamente entre ellos. Una notable es la identificación entre el convencimiento moral de un hecho y la certeza jurídica de éste. Puede tenerse cuanto convencimiento moral se quiera de que la lista de I.I. es continuadora de Batasuna que éste es irrelevante, o existen pruebas suficientes o el vínculo, a todos lo efectos, no existe. Vivir en un estado de derecho es lo que tiene. Yo desconozco, obviamente, el grado de afinidad que los partidos concurrentes a las elecciones bajo la marca I.I. puedan tener con el entorno abertzale, pero lo que tengo claro es que el hecho de que desde dicho entorno se pida el voto para ellos no es prueba suficiente de nada, porque lo que la ley persigue no es la defensa de ninguna idea ni opción política, sino la del terrorismo y si no se puede demostrar que desde ese partido se financie, informe, sostenga o defienda de algún modo la actividad terrorista, entonces debe concurrir a las elecciones con las mismas garantías que cualquier otro. Lo exigible es que si el vínculo existe se hubiese probado a tiempo, si no había pruebas suficientes habría que haberlas encontrado o asumir su inexistencia, pero exigir a los tribunales que fallen en virtud de sospechas o convencimientos íntimos más o menos sólidos sería un ataque al sistema democrático mucho más grave que el mero hecho coyuntural de la presencia de papeletas de esta lista en las mesas electorales. Ahora que todo el mundo cita a Obama con la reverencia con que se invoca a las deidades, conviene recordar lo que dijo sobre traicionar los principios que sustentan el sistema democrático en nombre de la lucha contra el terrorismo. Y aplicárselo. Ninguna lucha, por noble que sea, se puede ganar traicionándose a sí mismo, porque ésa es la batalla, no la que plantean quienes saben que no pueden ganar ninguna otra.

lunes, 25 de mayo de 2009

Reformas

No todos los días puede uno permitirse el lujo de escribir en positivo, pero la noticia aparecida el viernes de la prohibición del "spam telefónico" mediante la nueva Carta de Derechos del Usuario de Telecomunicaciones me parece lo suficientemente buena como para permitirlo. Es una de entre las muchas buenas noticias que la citada iniciativa contiene: indemnizaciones automáticas por interrupción del servicio, gratuidad de rescisión de contrato en caso de modificación unilateral por parte del operador o reducción del plazo de portabilidad a un día.
El texto de la noticia dice que ya existe una ley de 2002 que prohíbe el correo basura y que esta nueva iniciativa legislativa hace lo propio con el sector de la telefonía, esperemos que con algo más de éxito, y a mi modo de ver era algo tan necesario como urgente. Cierto es que la prioridad del Gobierno debe ser otra, pero como ya he dicho en otras ocasiones ningún gobierno es elegido para hacer tan sólo una cosa, por importante que ésta sea, y el hecho de que en la actual coyuntura de crisis no se abandone la preocupación por los derechos de los ciudadanos, bien que en temas tal vez secundarios, es de agradecer. En este mismo sentido, considero una gran noticia la reforma gracias a la cual la televisión pública dejará de tener publicidad, lo cual es bueno si es el síntoma de un cambio de modelo en el que, a partir de ahora, primen los criterios de interés público y de calidad sobre cualesquiera otros, porque si la vamos a financiar directamente para que se programen galas de José Luis Moreno, pues entonces no sólo no será positivo sino que será inmoral, pero si la programación se va a corresponder con lo que debe ser una televisión pública, de servicio, entonces es una reforma positiva y valiente.
Además, estas iniciativas prueban que se puede reformar para bien, algo que no siempre parecemos tener claro. Se oyen estos días cerradas defensas (y no menos apasionados ataques) del mercado laboral y, ciertamente, si vemos las cifras de temporalidad y/o precariedad, no veo los motivos por los que el actual sistema deba ser defendido. Sin embargo la batalla se plantea en términos de reforma sí o reforma no, cuando eso es un absurdo, ¿acaso a nadie se le ha ocurrido reformar el mercado laboral para bien? Es decir, puedo entender que desde un punto de vista progresista nos opongamos al abaratamiento del despido, pero eso no significa que no podamos plantear reformas que mejoren las condiciones contractuales de los trabajadores, que se encaminen no al abaratamiento del despido sino a la lucha contra la temporalidad. Si nos planteamos nada más y nada menos que una reforma profunda del modelo productivo y lo hacemos porque el actual no es eficaz, ¿como no plantearnos lo mismo con el mercado laboral?, ¿es que alguien piensa que la situación actual es positiva?

viernes, 22 de mayo de 2009

Trillo y González Sinde, de susto en susto y tiro porque me toca

Parece ser que el diputado Trillo decidió teñir pálidamente de honorabilidad su brindis al sol, uno más, y presentó su dimisión como portavoz de Justicia de su partido al conocerse la sentencia del caso del Yak 42, gesto teatral nada sorprendente en un erudito como él en cuanto que se refiere a la obra de Shakespeare, cuando es bien sabido que si hubiese tenido alguna intención de asumir responsabilidades (aun en diferido) le habría bastado con entregar el acta de diputado y así su gesto no habría dependido del ánimo generoso de nadie. Sin embargo, el señor Rajoy no aceptó su dimisión, cuando lo que debería haber hecho era reprenderle por la levedad del gesto. La torpeza del líder de la oposición y su confusión de la defensa de los intereses de su partido y los ciudadanos a los que representa con la de los intereses de sus militantes es tan notable que, en palabras de la ministra de Cultura, resulta "asustante". Por cierto, la prevención que la citada ministra siente por los libros digitalizados le obliga, los principios ante todo, a no hacer uso de ellos, entre los cuales destaca sin duda el diccionario de la RAE. Si lo hubiera usado, aunque fuera en papel, cosa que también debe ir contra sus principios aunque en esta ocasión por motivaciones ecológicas, se habría dado cuenta de que esa palabra que utilizó ayer públicamente no existe, algo difícilmente defendible en cualquier personaje de una cierta relevancia y con más razón en una ministra. Y de cultura.
La misma razón que justifica la existencia de subvenciones a actividades del ámbito cultural, justifica la digitalización de libros que tanto espanta a la ministra, y es que hay en la cultura valores de mayor importancia que los puramente comerciales y por ello se debe garantizar un acceso a la cultura lo más universal posible, siempre que se garantice la justa remuneración de los creadores, y hoy por hoy sólo se digitalizan libros que por su edad están libres del pago de derechos de autor o, en caso contrario, si se cuenta con su consentimiento expreso. Preocuparse por el efecto de la digitalización sobre las ventas de libros es desconocer el medio, porque el acceso al contenido de un libro lo que hace, en la mayor parte de los casos, es incitar a su compra, no evitarla.
Todo ello sin olvidar que aun quedan autores que, sin despreciar el pago a su esfuerzo creador, están más interesados en la difusión de su obra que en la cuantificación pecuniaria de su talento, claro que de estos no se puede esperar que ni la SGAE ni el Ministerio de Gestión de Derechos de Autor y la Industria del Entretenimiento, que tan esforzadamente dirige la ministra González Sinde, se preocupen.

jueves, 21 de mayo de 2009

La ministra que "dio en la de al lao"

Retomo la actividad del blog tras unos días de descanso que, en lo que a éste se refiere, se han alargado más de la cuenta porque el esfuerzo invertido en tratar de descifrar el arcano que sobre los fetos y los seres vivos sin adscripción zoológica que nos regaló la ministra de Igualdad me ha provocado sucesivos esguinces de neurona ciertamente agotadores. Pasa con su frase como con lo que ella quiso decir, parece un argumento pero en realidad es una colección de palabras puestas una detrás de otra sin mayor orden ni concierto que el mínimo gramatical exigible, es una frase, pero no una frase con sentido. El derecho al aborto es algo serio y fácilmente defendible sin necesidad de decir tonterías, por lo que sería deseable que los responsables de la reforma de la ley que lo regula no las digan. Claro, que también sería deseable que el aborto fuese un tema sanitario.


miércoles, 13 de mayo de 2009

La paradoja de la educación o cómo equivocarse acertando

La mayor equivocación, y la más peligrosa por cierto, de la filosofía que inspira a muchos de los defensores de la nueva educación preconizada por Bolonia es la prevalencia de las herramientas sobre quien debe utilizarlas y de las habilidades sobre los conocimientos. Es importante que tanto docentes como discentes cuenten con las mejores herramientas tecnológicas y con conocimientos para usarlas, pero no dejan de ser una herramienta más y no la más importante. Lo que no es de recibo es empezar la casa por el tejado y pretender que los problemas de la educación se arreglan con ordenadores, pizarras digitales o redes sociales aplicadas a la educación. Todo ello puede ser muy útil, y es sin duda una buena noticia que se invierta en ello, pero la ecuación mala educación+tecnología no da como resultado una buena educación, y mucho menos la de excelencia que necesita nuestro país. La educación debe ser transmisión de conocimiento y de valores, entre los que sin duda destacan el esfuerzo y el mérito, y los docentes, para desarrolar su labor, antes que alumnos informatizados, necesitan planes de estudios coherentes, respeto a su autoridad, una carrera estructurada, posibilidad de actualizarse, etc. Está muy bien que las nuevas generaciones escolares vayan a tener la oportunidad de acceder a toda la información que almacena internet, pero estaría mucho mejor que, ademas, fuesen capaces de comprenderla.
Y todo ello sin entrar en una cuestión que no es en absoluto baladí: qué software llevarán instalados esos ordenadores (apuesto a que no es software libre) y los permisos de que gozarán los usuarios.
La medida como tal es positiva y por tanto no la critico, pero como síntoma sí que es preocupante ya que si no se acompaña de las medidas y del consenso que tanto necesita nuestra educación, será un brindis al sol más, aunque eso sí, será un brindis 2.0.

martes, 12 de mayo de 2009

Los espectáculos tristes

Una y otra vez somos burlados, despojados de nuestro honor, compelidos a comulgar esa hostia llena de náusea que ellos llaman democracia, justicia, libertad. Todas esas palabras, en realidad tan profundas que deberían quemar la lengua del que las pronuncia sin respeto, han perdido su significado, al punto de que suenan en nuestros oídos como la canción del verano o como una plegaria aprendida en catequesis cuando niños.

Estas palabras de Ricardo Menéndez Salmón en "El corrector" me han venido a la mente tras presenciar la indigna pelea callejera con que el presidente del gobierno y el líder de la oposición han hurtado a los ciudadanos el debate sobre una situación que nos preocupa, sustituyendo la imperativa búsqueda de soluciones por la imperdonable instrumentalización partidista de nuestros problemas. Duele verse convertido o abocado a convertirse en una más de las múltiples cifras con que tan falsarios oradores tratan de justificar sus evanescentes argumentos, porque en su boca hasta los números pierden su intrínseca naturaleza exacta al convertirse no en la representación de una realidad sino en la excusa con la que se pretende salvar la cara a un determinado comportamiento: siempre habrá una cifra con la que justificarse, siempre habrá una con la que atacar y una con la que ser atacado, y el hecho de que todas ellas demuestren cosas contrarias no impide a ninguno de ellos utilizarlas. Y sin ruborizarse.
Francamente, ya no importa quien gana este falso debate, ya sólo importa quien pierde cada vez que nuestros líderes políticos y las extraordinariamente maleducadas barras bravas que les jalean como en una pelea de gallos deciden pervertir tan miserablemente nuestro mandato representativo, porque los perdedores, al igual que el resto del tiempo, somos todos los demás.



Sensaciones del Debate del Futuro de la Nación y otros pésames

No cabe duda que la intervención del Presidente Zapatero ha estado plagada de anuncios y propuestas, no ha sido un debate hueco lleno de retórica sino que ha descendido (o ascendido, vaya usted a saber) a lo concreto para proponer una serie de medidas, alguna de ellas de gran calado, que deben ser analizadas con tranquilidad y debatidas con seriedad para ser valoradas. No es mala estrategia enterrar el presente bajo un aluvión de propuestas, pero se corren varios riesgos, el primero y más evidente es que se le acuse de haber eludido el debate sobre el presente, o más que el debate las explicaciones sobre las acciones de gobierno que han desembocado en que la situación sea la que es, y el segundo es que haya quien ponga en entredicho el crédito personal del presidente y el valor de mercado de sus promesas, porque lo importante no es hacerlas, sino ponerlas en práctica, de modo que si el éxito de su discurso no es contrastable en el presente, sino en un plazo medio o largo, para muchos será una derrota. Yo pienso sin embargo que ha estado mejor de lo que cabía esperar, creo que su estrategia ha sido la única que podía poner en práctica y es de agradecer el tono constructivo que ha utilizado, al menos en la parte que he visto. Muchas han sido las medidas anunciadas, habrá que analizarlas con calma, en cualquier caso lo que no ha podido prometer, porque sería imposible hacerlo, es la de resucitar a Antonio Vega o al menos garantizar que todo su talento de genio roto y triste no desaparecerá con él. Nada de lo que nadie diga hoy en la cámara podra borrar la huella que la noticia del fallecimiento de Antonio Vega ha dejado en el ánimo de tantos en cuya memoria el día de hoy no quedará asociado a las promesas de futuro ni a las quejas del presente, sino a los recuerdos de un pasado al que de repente le han cortado el camino al sitio de su recreo.

La derrota autoinducida

Probablemente, si el presidente del Gobierno hiciese el mejor discurso de su vida y anunciase brillantes medidas que nos sacasen de la crisis a corto plazo, igualmente perdería el debate, entendiendo la victoria o la derrota en términos de pura aritmética parlamentaria, porque la soledad del PSOE en la cámara es tan manifiesta que parece difícil que nadie vaya a revertirla. Ahora bien, la material imposibilidad de lograr apoyos parlamentarios no exime al gobierno de plantear iniciativas razonables, y la última anunciada, un cheque lineal de 50€ por escolar para facilitar las compras de productos digitales, no lo es, y no porque no sea necesario combatir la brecha digital que afecta a nuestra sociedad, sino porque al igual que los cuatrocientos famosos euros de la declaración, no es de recibo para nadie, pero menos que para nadie para un gobierno de izquierdas, esa obsesión por la linealidad en lugar de la lógica proporcionalidad que no sólo es más apropiada desde un punto de vista moral, sino que es más efectiva.
Que el Gobierno prevea que en el Debate del Estado de la Nación, por decirlo de alguna manera, le vayan a dar "la del pulpo", no significa que deba poner a la oposición su propia cabeza en una bandeja, y, lamentablemente, parece empeñado en hacerlo.

lunes, 11 de mayo de 2009

Los profesores de religión y la justicia a medias

En un interesante artículo del diario El País, se expone la sentencia de unificación del Tribunal Supremo mediante la cual se dictamina que los despidos de profesores de religión por cuestiones de fe que la Iglesia hasta ahora ha obligado a aplicar a las administraciones en virtud del concordato con el Vaticano del 79, no sólo son improcedentes, sino que la indemnización pertinente la debe pagar la Iglesia y no la Administración. Dice claramente la sentencia que ningún tratado bilateral está por encima de los derechos constitucionales del ciudadano, algo tan evidente que parece mentira que no se haya aplicado hasta ahora, pero sin embargo, tengo una sensación intensamente agridulce con esta sentencia, porque, a mi modo de ver, no se trata de que la Iglesia haya estado haciendo una interpretación excesiva de esos acuerdos, sino de que por un lado esos acuerdos con el Vaticano deberían haber sido impugnados hace tiempo dada su incompatibilidad con un Estado de Derecho, y por otra parte la Iglesia ha hecho lo que el tratado, sí, pero singularmente el Gobierno (los gobiernos) le ha permitido hacer.
Todos los gobiernos de nuestra democracia sabían que estaban permitiendo una situación injusta para con una parte, es cierto que minoritaria, de sus ciudadanos, y conscientemente han decidido mantenerla así sacrificando los derechos de estos en el altar de lo que consideran un bien mayor, la buena relación con la Iglesia Católica, y eso es intolerable. Ahora leemos la noticia de la sentencia y quien más quien menos criticará a la Iglesia por despedir a un profesor por haberse divorciado, por ejemplo, pero no podemos obviar el hecho de que su coherencia interna, dentro de parámetros canónicos, es indudable. La Iglesia se ha comportado con fidelidad a sus principios, no así los gobiernos que le han permitido actuar de ese modo, y la legítima crítica a la jerarquía eclesiástica de ninguna manera puede servir para tapar la verdadera responsabilidad por el sostenimiento en el tiempo de esta situación, y en democracia las responsabilidades políticas se le piden a los gobiernos. La sentencia deja claro que la Iglesia debe pagar, nada dice, porque probablemente no pueda, de la obligación moral de disculparse que debiera tener el gobierno.
Es triste que al final este contencioso histórico se vaya a solventar como si fuera una simple cuestión económica y no la fundamental cuestión de principios que en realidad es.

viernes, 8 de mayo de 2009

La sinceridad de Caamaño

Debe saber muy bien lo que dice el ministro de Justicia cuando defiende el derecho a mentir de los acusados, yo pensaba que no era así sino que, como dice el artículo 24 de la constitución, tienen derecho "a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia". Entre no declarar contra uno mismo y hacer una declaración falsa, entiendo que media un abismo, pero seguro que existen razones sólidas en las que el ministro base sus declaraciones que no puedo discutir por la sencilla razón de que las desconozco y por tanto debo asumir que está en lo cierto. Sin embargo, no por más cierto es menos preocupante, y lo es en dos sentidos, primero y principalmente por la absoluta y demencial falta de tacto que ha mostrado al decir esto y decirlo así refiriéndose a los acusados por el crimen de Marta del Castillo, y segundo porque en su argumentación dijo que debía ser así porque si en el futuro él mismo se viera implicado en un pleito con la justicia también reclamaría ese derecho para sí. A mi me gustaría que si en algún momento de su vida un ministro o ex-ministro del gobierno de España se ve imputado en un delito, al menos guardase la compostura lo suficiente como para decirle la verdad al juez o al menos decirle a la sociedad que lo que ha dicho en su defensa es cierto, pero decir de antemano que no le supondría ningún problema defenderse con mentiras me parece que desde un punto de vista ético, democrático, es de todo punto inaceptable.
Debo estar volviéndome muy puntilloso cuando me irrita que un político elogie la mentira, tal vez incluso habría que agradecerle la sinceridad, su asunción pública del principio de todo vale imperante entre los suyos, pero la decencia es lo que tiene. Me despediré con unas palabras de Ricardo Menéndez Salmón en "El corrector", su última novela, tristemente definitorias de la política moderna:

Pervertir la realidad a través del lenguaje, lograr que el lenguaje diga lo que la realidad niega, es una de las mayores conquistas del poder. La política se convierte, así, en el arte de disfrazar la mentira.

jueves, 7 de mayo de 2009

No es la SGAE, no son los derechos de autor, no es la protección de la creación

Se pueden decir muchas cosas sobre la actitud de la SGAE, se debe incluso hacer hincapié en que en su comunicado no hay retractación, contrición, atrición ni propósito de enmienda, se puede señalar la fórmula que eligieron para anunciar la devolución del dinero: "hacer una donación equivalente al dinero recaudado con cargo a sus gastos de gestión.", pero creo que ha llegado el momento de comenzar a hablar del origen del problema y no de los heraldos de la rapiña que, con soporte legal y una noble excusa, reiteradamente visitan las páginas de los periódicos. El problema no es la actitud de la SGAE, el problema es la ley que da soporte a su voracidad y, por extensión, el gobierno que la propuso y el parlamento que la aprobó. Urge una reforma legal para que se defiendan los derechos de autor sin menoscabar de los ciudadanos que generan dichos derechos con su consumo, sin que se obligue a nadie a pagar dos veces por lo mismo ni a pagar preventivamente por delitos que no comete. Y no es una cuestión tanto de dinero como de principios: la cultura no tiene porqué ser gratis, la creación debe ser protegida, pero no de cualquier manera. Por cierto, si se trata de proteger la creación y no la industria, ¿por qué el sistema de remuneración favorece a quienes no necesitan dicha protección y olvida a quienes si la necesitan?¿Por qué no se reparte lo recaudado con el mismo espíritu de progresividad que se aplica al resto de los impuestos, cánones y tasas que pagamos los ciudadanos?¿Por qué no se legisla sobre ello? No nos engañemos, no se trata de un sistema de protección a los creadores, sino de un legítimo y eficiente sistema de recaudación de la industria. Como no podemos culpar a la SGAE por ser eficientes, por hacer bien su trabajo, quienes consideramos esta situación injusta debemos tratar de que deje de ser legítima, por lo que va a haber que empezar a considerar que criticar a las sociedades de gestión, que además cuentan con ello, en lugar de al gobierno que les da soporte y les proporciona las herramientas legales necesarias para que hagan lo que hacen, no sólo es hacerles el juego, sino que no es ni justo ni efectivo.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Ni en la despedida

Ibarretxe siempre me ha parecido un hombre empeñado en sustituir al sol por un fósforo y tras fracasar (reiteradamente), recriminar a la oscuridad por su falta de colaboración y su ausencia de espíritu nacional (vasco, se entiende). Pero no cabe confundir esta actitud con idealismo, él sabía perfectamente que sustituir al sol por las cerillas es inviable, pero aun así insistió una y otra vez en su empeño hasta lograr que mucha gente se confundiera la realidad con los deseos y acabasen por recriminar a ésta por hacer lo único que podía hacer, lo único que la realidad puede hacer siempre, ser fiel a sí misma.
Ayer, fueron elegantes los demás líderes políticos en su despedida, algo que les honra pese a tratarse, probablemente, del dirigente más pernicioso para sus administrados de la democracia española, yo también le deseo lo mejor en su vida personal a partir de ahora, pero eso no me impide lamentar profundamente que decidiera no corresponder a la elegancia recibida protagonizando un nuevo y esperpentico discurso en el que como idea central destacaría esa que se resume en que al señor López no han sido los vascos, sino el PP, quien le ha llevado hasta el gobierno porque los votos de los vascos sólo le han proporcionado 25 escaños, mientras que los otros 13 son del PP. Se ve que los votantes del PP no son vascos, de hecho todo el mundo sabe que proceden del planeta Kripton, y si ya es discutible la política de la Xunta de Galicia de permitir el voto a los descendientes de los emigrantes, ¡que decir de que en las elecciones al Gobierno Vasco puedan votar extraterrestres!
En cualquier caso se trata de una democrcia parlamentaria, por lo que al señor López le han llevado a ser designado Lehendakari los vascos que han votado al PSOE, al PP y a UPyD tanto como los que han hecho lo propio con el PNV, EA, Aralar y EB o los que han depositado su confianza en fuerzas extraparlamentarias, han votado en blanco, nulo o se han abstenido, porque la pieza angular de la democracia es que, gracias al voto libre y universal, el parlamento es el fiel reflejo de la realidad sociológica de quienes lo han elegido, y lo que legítimamente decida éste no es que refleje los deseos de la sociedad que lo ha elegido, sino que es sólo en representación de ella y gracias a su mandato por lo que lo hace.

martes, 5 de mayo de 2009

Las razones del oso, las razones del cerdo

El veto de Rusia a la importación de carne porcina española es a la política sanitaria y al virus de la gripe porcina lo que las declaraciones de Berlusconi mediante las que culpa a la oposición de su divorcio a la política parlamentaria italiana, una desdichada muestra más de que todo vale para defender los intereses particulares. Porque el consumo de carne de cerdo nada tiene que ver con la transmisión de la enfermedad, por pandémica que sea, pero es que además se da la circunstancia de que no se toman medidas especiales que, aunque exageradas y poco recomendables, sí pudieran ser efectivas contra el contagio de la enfermedad, sean cuarentenas, sean suspensión de vuelos. Diría que se trata de una falacia lógica del tipo post hoc, propter hoc (junto con esto, a consecuencia de esto), según la cual si en España hay casos de gripe porcina, los cerdos españoles están infectados, lo cual es incapaz de sostener el más ligero pulso con la realidad, pero incluso en el caso de que fuera cierto, no cambiaría el contundente e indiscutible hecho científico de que la enfermedad no se transmite por consumo de carne. Si por un momento cayésemos en la tentación de pensar que la decisión de las autoridades rusas se debe a un exceso de celo derivado del nerviosismo reinante, terminaríamos por dar la razón a quienes abogaban por el cambio de nombre de la enfermedad para evitar consecuencias negativas en el sector ganadero porcino, pero de lo que se trataba era de proteger al sector frente al nerviosismo de la población que podría dejar de consumir carne de cerdo básicamente por desinformación, nadie en su sano juicio pensó que habría que protegerlo frente a un gobierno, al que se debe suponer debidamente informado. Pero eso sería desviar la cuestión, porque el gobierno ruso no ha tomado esta decisión por cuestiones sanitarias ni a consecuencia de una desinformación que, evidentemente, no sufre, sino que es una medida comercial proteccionista encaminada a conseguir que su incipiente sector porcino nacional ocupe el lecho mercado que actualmente ocupan las importaciones desde España, y nada más. La gripe sólo es una excusa, así que no conviene centrar en ella el debate.

lunes, 4 de mayo de 2009

Un hombre sin destino

Perdón por el sacrilegio, pero la ausencia del PSM en la celebración institucional del día de la Comunidad de Madrid me recuerda esa escena de "Dos hombres y un destino" en la que, acorralados, Paul Newman (Butch Cassidy) le dice a Robert Redford (Sundance Kid) que sólo hay un tipo, entonces Redford asoma el sombrero, que recibe una ensalada de tiros e, irónicamente, le dice a Paul Newman "¿no te cansas de acertar siempre?". Pidiendo perdón una vez más por una analogía en la que Tomás Gómez juega el papel de Paul Newman, me pregunto: ¿quien interpreta el de Robert Redford?, ¿realmente no hay nadie en el PSM ni en el PSOE que aconseje a su líder y, aunque sea de forma tan irónica como en la película, le pregunte si no se cansa de "acertar" siempre?¿Cómo puede por segunda vez tropezar con la misma piedra, ser incapaz de distinguir entre lo institucional y lo partidista? Ignacio González lo explicó muy bien, y lo hizo citando a Napoleón (cada uno es responsable de sus referentes): ·"cuando el enemigo se equivoca, no hay que distraerle", pero ocurre que para muchos madrileños, el PSM no puede ser un "enemigo", sino muy al contrario el aliado imprescindible para evitar que la Comunidad de Madrid se convierta en el último reducto de neoliberalismo ultramontano, y para ello se hace necesario que alguien distraiga a Tomás Gómez de sus reincidentes equivocaciones y le marque un camino más apropiado que el de esa extrainstitucionalidad populista en la que parece querer instalarse. No conviene tirarse al monte porque el camino desde allí hasta el Gobierno de la Comunidad es infinítamente más largo que el que parte desde la lealtad institucional y del trabajo bien hecho en el parlamento.
Francamente, a mi la actitud del PSM me ofende, y eso que no soy nada sospechoso de simpatizar con el actual gobierno de la Comunidad de Madrid (o precisamente por ello) y en más de una ocasión he dicho claramente que no nos merecemos un gobierno como éste. Lamentablemente, también una vez más, hay que decir alto y claro que tampoco merecemos una jefatura de la oposición parlamentaria como esta.

Lecciones del virus de nombre cambiante

Hay que agradecerle una cosa al virus de la gripe porcina-nueva gripe-gripe A, y es que gracias a él se están poniendo en práctica los protocolos de alerta biológica con una enfermedad de mortalidad muy baja, es decir, que podremos averiguar si estamos preparados (y de no ser así en qué hemos fallado) para una pandemia potencialmente más peligrosa exponiendo bien poco. Pero no todas las lecturas de esta sobredimensionada enfermedad son tan positivas, a saber, hay una consideración fundamental respecto del potencial expansivo del virus en un mundo globalizado, porque el virus viaja por el aire, sí, pero principalmente en avión: hemos construido un mundo en el que las distancias prácticamente han desaparecido para los problemas y los capitales, un mundo perfecto para que se expandan las crisis económicas y los virus patógenos, pero no hemos globalizado en la misma medida las soluciones, que en esta aldea global son para quien se las pueda pagar. Las condiciones sociosanitarias no se han globalizado en absoluto, o mejor dicho, no se han universalizado porque, teniendo dinero, en cualquier país del mundo se puede acceder a una buena asistencia, aunque para ello haya que desplazarse a otro: hay quien tarda menos en ser visto en una consulta a 10.000 kilómetros de distancia que otro en la pública de su localidad, si existe. México probablemente tenga un buen sistema de salud dentro de estos parámetros, para quien se lo pueda pagar, pero los más desfavorecidos no tienen acceso a una sanidad de garantías, o al menos no lo han tenido hasta que ha sido tarde, y cabe volver en este punto a la reflexión sobre la globalización: ¿hasta qué punto un mundo globalizado puede permitirse el lujo de la existencia de bolsas de desigualdad tan alarmantes en temas como la sanidad?, ¿no estamos con ello facilitándole la tarea a los virus, creando reservorios allí donde sería necesario crear barreras de contención a la expansión de la enfermedad? La lección que el H1N1 nos enseña es que la principal lucha del mundo globalizado debe ser contra la desigualdad, si compartimos los peligros debemos compartir igualmente las armas para combatirlos y en este caso esas armas son las condiciones sociosanitarias dignas a las que todos deberíamos poder acceder, sea en Washington o en las favelas de Río de Janeiro. Ya que no luchamos por ello por lo que tiene de justo, el virus de la gripe procina nos enseña que deberíamos hacerlo al menos por lo que tiene de conveniente, simple y llanamente por egoísmo.

domingo, 3 de mayo de 2009

Las confusas resonancias del término "pandemia"

A menudo, la utilización de terminología científica en el lenguaje coloquial conlleva ciertos riesgos, algo que vemos bastante claramente estos días con el término pandemia. Desde un punto de vista epidemiológico, el término pandemia no lleva aparejado ningúna valoración de la gravedad de la enfermedad, de forma que es posible que exista una enfermedad pandémica pero clínicamente leve. Es lo que ocurre con la gripe porcina, nueva gripe o gripe A, la única enfermedad de la historia que sufre más mutaciones en el nombre que en el agente etiológico (y eso que es un influenzavirus, de natural voluble), que es una enfermedad cuyo potencial pandémico es indudable, pero cuyas consecuencias clínicas, salvo en el caso de México y por cuestiones no achacables precisamente a los mecanismos patogénicos del virus sino a otras de caracter sociosanitario francamente dignas de estudio, son leves. No obstante, en lenguaje coloquial el término pandemia sí conlleva una significación de gravedad, por los motivos que sean la palabra en sí misma es alarmante, y es en ese sentido en que yo mismo pude crear cierta confusión hace una semana diciendo que esta gripe no era la pandemia que trataban de vendernos (aunque creo que el mensaje general estaba claro,nunca está de más puntualizar), porque no me refería a su potencial pandémico desde un punto de vista epidemiológico, que está fuera de toda duda, sino a su significación clínica, que, hoy por hoy, no podemos calificar de otra forma que de leve, a fin de cuentas no es más que una gripe con unos toques de maquillaje siniestro que insistentemente le aplican los medios.