jueves, 18 de diciembre de 2008

Presentación "Socialdemocracia republicana"


El jueves 18 de diciembre a las 19:30 horas, se presenta en el Ateneo de Madrid (C/Prado, 21) el libro "Socialdemocracia republicana", escrito por el siempre brillante Juan Antonio Cordero Fuentes. El acceso será libre y la presentación la realizarán Joaquín Leguina y Luis de Velasco.
Es una magnífica oportunidad de escuchar a alguien que hace de la argumentación y no del exabrupto el eje primordial de su discurso político, lo cual por sí mismo resulta refrescante en estos días, y, a poco que hable igual de bien que escribe, también lo será de disfrutar escuchándole.


miércoles, 17 de diciembre de 2008

Zapatero y el Sáhara

Informa El País del apoyo explicito de Zapatero, una vez más, a las tesis de Rabat sobre la autonomía del Sáhara, y como si hacerlo no fuera suficiente, anuncia al mismo tiempo un crédito de 520 millones a Marruecos, para que quede claro de qué lado se coloca el Estado español, que curiosamente es justamente el contrario a aquel en que nos colocamos la mayoría de los ciudadanos que lo componemos.
No representa ninguna sorpresa, la línea que ha seguido este Gobierno ha sido siempre la misma, pero si es inaceptable la alusión a los supuestos "intentos serios y aceptables" del ejecutivo marroquí no se sabe muy bien para lograr qué, desde luego no respetar los derechos humanos, más lo es la argumentación insultante para la inteligencia que nuestro presidente ha hecho comparando situaciones incomparables mediante la sentencia: "la experiencia autonómica española es una muy buena experiencia". Cada uno puede legítimamente defender la postura que considere oportuna sobre este tema o sobre cualquier otro, pero debe hacerlo valiente y razonadamente, sin falacias ni cortinas de humo. Lamentablemente nuestro presidente ha decidido presentarle a la ciudadanía este tema desde la deslealtad y la demagogia, no desde la honestidad exigible en todo momento a un cargo público.

martes, 16 de diciembre de 2008

El Ministerio de Derechos de Autor, antes Cultura, y la lucha contra la piratería.

El Ministerio de Derechos de Autor, antes Cultura, tiene a bien incluir en los dvd originales un microespacio publicitario en el que se recuerda a los sufridos espectadores que la piratería es delito con ejemplos como: si no robarías un bolso, ¿porqué sí una película? Estas campañas, además de constituir, por así decirlo, un ejemplo de polución audiovisual (uno compra una película para ver esa película, no publicidad de ningún tipo), olvidan:
a) El dvd es original, por tanto no ha lugar a obligar al propietario del mismo a soportar una y otra vez un machacón, agresivo y escasamente agradable anuncio que nada tiene que ver con él, toda vez que ha pagado por el soporte un importe desorbitado con un margen de beneficio a todas luces superior al admisible.
b) Robar un bolso es un delito, pero no es equiparable a comprar un dvd pirata, en todo caso lo sería comprar uno falso, pero no se conoce que las personas que llevan un bolso falso sufran la misma presión mediática que los que se descargan contenidos culturales, ni que los agentes de policía paren a las señoras por las calles para comprobar la autenticidad de sus accesorios, ni existan entidades privadas que contraten detectives para denunciarlas, ni menos aun que se pague un canon por cada aguja, hilo, trozo de tela o piel, hebilla o cremallera que se venda para compensar las pérdidas que las falsificaciones provocan a la industria.
Las pérdidas que la piratería provoca a la industria son en sí mismas un concepto discutible, es decir, se parte de la base de que cada copia falsa vendida equivale a un original que se deja de vender, cuando eso es del todo absurdo, las ventas de copias falsas tienen que ver con el precio de venta más que con el contenido, y está por verse que las pérdidas efectivas no se compensen con el canon o incluso salgan ganando, por no hablar de los beneficios derivados de la difusión masiva y gratuita que consiguen los autores. Se ha visto quebrar a grandes inmobiliarias, a grandes discográficas no. Esto me hace pensar en un empresario que tiene máquinas expendedoras de refrescos o de chucherías en el metro y como un día las máquinas no funcionan por razones ajenas a su voluntad, decide demandar al responsable de la situación a razón de una venta por pasajero que ese día ha tenido el suburbano, porque a fin de cuentas todos ellos eran los clientes potenciales. Que apenas un 0,5% (dicho a ojo, desconozco la cifra real) de ellos compre cuando puede hacerlo no importa, eso son detalles que no deben oscurecer tan brillante reivindicación.
No se me debe entender mal, la piratería es delito, eso lo tengo claro, lo que realmente habría que establecer qué es piratería y qué no, cuales son las compensaciones derivadas del canon y hasta donde llega el derecho a la copia privada. En esta tarea, los poderes públicos, que pueden ponerse del lado de la industria, de los artistas o de los ciudadanos, según consideren conveniente, han optado por la industria en primer lugar y por los ciudadanos en último. Ellos verán.

lunes, 15 de diciembre de 2008

La búsqueda de la mala suerte

Es sorprendente la capacidad para crearse problemas que tienen algunos políticos, y llegado cierto punto no ha lugar a achacarlos a la mala suerte. Cualquier ciudadano puede entender que ocurran accidentes en las obras, con más razón si hay malas condiciones meteorológicas que de algún modo puedan influir negativamente en la seguridad. Los responsables de dichas obras deben velar en todo momento por la integridad tanto de la infraestructura como, principalmente, de los trabajadores, de modo que si se hunde un túnel en construcción a causa de una lluvia torrencial y no se originan daños personales, parece que imponderables aparte, los responsables de la obra han hecho bien su trabajo, al menos en lo que a la seguridad de las personas se refiere. Después se podrá investigar si el accidente fue evitable o no, pero a simple vista no parece una situación escandalosa que a nadie deba alarmar. Sin embargo se oculta la información y, posteriormente, cuando ya se conoce públicamente, se insulta la inteligencia de la ciudadanía diciendo que el hundimiento de 60 metros de tunel son un incidente menor sin la menor repercusión en la obra, provocándose un escándalo donde no debería haber existido más que una breve nota de prensa aclaratoria. Haciendo las cosas bien, lo que habría costado incluso menos trabajo, nada habría pasado, y si no hubiera sido así al menos se podría afrontar la respuesta con dignidad y fácilmente, pero se ha preferido seguir otro camino de difícil explicación. Uno puede entender, por así decirlo, que se haga algo mal deliberadamente cuando lo contrario, hacerlo bien, es mucho más costoso, pero cuando ambas opciones son similares o incluso la correcta es, como parece el caso, más fácil, cuesta mucho entender porqué no se hace lo que se debe.
Si uno repasa el historial de la ministra Álvarez, puede correr el riesgo de pensar que ha tenido mala suerte, porque no se puede decir que su mandato haya transcurrido por senderos apacibles, pero no creo que sea pertinente achacar sus problemas tanto a la mala estrella como a su difícilmente justificable forma de entender la gestión pública. No es que a la ministra Álvarez le crezcan los enanos, es que ella hace cuanto puede por estirarlos aunque deba recurrir a un potro de tortura. ¿Cuantos de los problemas que ha tenido en las dos legislaturas se los ha creado ella sola? Francamente, muchos, y no parece razonable seguir haciéndolo cuando los tambores de la crisis de Gobierno paracen sonar insistentemente.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Fraga y el lado oscuro

Parece que el lado oscuro de la fuerza gana adeptos estos días entre nuestros políticos, aunque no se puede decir que el último en salir del armario de la corrección política sea un neófito porque don Manuel Fraga es más maestro más que aprendiz, aunque sólo sea por los años. De hecho por edad y curriculum podría ser incluso el emperador en persona y, paradojas de la vida, Tardá, Aguirre o Pedro Castro (al menos en el insulto, el exabrupto y la descalificación sí que se guarda un escrupuloso respeto al pluralismo), sean quienes compiten por convertirse en su Darth Vader particular.
Ahora se harán notables esfuerzos para convencernos de las diferencias entre gritar "muera x" y decir que "habría que colgar a y", y será interesante ver cómo lo argumentan, pero en mi opinión no las hay, ambas cosas son exactamente iguales y por tanto merecen el mismo nivel de reprobación y condena.
Creo detectar en esta proliferación de meteduras de pata una cierta despreocupación de los políticos en sus intervenciones públicas, como la existencia real de las cosas parece durar hoy día lo que dura su repercusión en la prensa, parece compensar ahorrarse el esfuerzo de meditar antes de hablar siempre que se tengan fuerzas para aguantar unos días de chaparrón informativo. De todas formas la memoria es débil y dentro de unos meses escucharemos cómo quienes hoy son mayoritariamente vituperados por su mala praxis política, serán defendidos públicamente como adalides de la libertad, de la buena educación y de la más escrupulosa urbanidad. Porque nunca pasa nada, nadie dimite por unas declaraciones inaceptables, "los políticos son humanos" o "se me calentó la boca" son frases recurrentes que tratan de justificar lo injustificable, olvidando que la mala educación no es necesariamente inherente al ser humano y que a los políticos se les paga precisamente, entre otras cosas, para que no se les caliente la boca como si el ejercicio de su cargo fuese equiparable a una tertulia de bar. Y no lo es. Quienes no observen el mayor de los respetos por la dignidad de su cargo, no sólo faltan el respeto a los votantes a quienes representan, sino que principalmente lo hacen a las instituciones y a la sociedad en su conjunto y por tanto no merecen seguir desempeñándolos.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Tardá como síntoma

Siempre es lamentable la muerte de un joven de quince años, en estas circunstancias lo sería igualmente aunque no fuera joven, de igual modo que lo sería si las circunstancias hubieran sido otras, y el hecho de que pueda haber sido o no accidental, si bien es relevante, no parece decisivo, porque no cabe duda de que en caliente la duda poco ayuda a mitigar el dolor. Es de recibo pues condenar la muerte de este joven griego y exigir que se esclarezcan a la mayor brevedad las circunstancias que la rodearon, del mismo modo que por una cuestión de empatía elemental es comprensible que en cualquier parte del mundo un ciudadano haga suyo el dolor de los griegos como sociedad. Pero entre sentir empatía y zambullirse en una espiral de violencia gratuita media un abismo, y es algo que se debe reprochar a los griegos que están protagonizando altercados violentos (no parece existir nada más autocatalítico que la violencia), pero lo es con mucha más razón a los grupos de descerebrados que, haciendo gala de una inusitada agresividad y al extemporáneo e injustificado grito de "policía asesina", han protagonizado diversos incidentes en Madrid y Barcelona, especialmente en la primera, donde nada más y nada menos que han atacado una comisaría.
Tan lógico es solidarizarse con el dolor que causa el hecho que ha originado esta protesta como condenar que éste no se haya canalizado de forma pacífica, civilizada, lo que impide la identificación con los protagonistas.
Pero no podemos sorprendernos de estas reacciones violentas en nuestro país. Si es posible que todo un diputado, un representante de la voluntad popular, se desmarque con declaraciones como "muera el Borbón", ¿porqué habría de sorprendernos que haya grupos de incontrolados que ataquen comisarías? No es que exista una relación causa-efecto entre ambas cosas, pero sí me parece indudable que las dos son síntomas del ambiente de inmundicia intelectual que incomprensiblemente se ha hecho un hueco en nuestra vida pública.
Se me antoja que del asunto Tardá ya se ha dicho y escrito cuanto debía ser comentado, de modo que no voy a abundar en el tema más que desde un punto de vista diferente, no quiero hablar del hecho de que no se haya disculpado, ni tan siquiera de que en las primeras declaraciones que perpetró a modo de justificación se escudara en una supuesta verdad histórica a todas luces incorrecta o que en las segundas protagonizara una de las más abstrusas argumentaciones que se recuerden a un personaje público pervirtiendo en esta ocasión no la historia, sino la gramática, invocando un derecho a la metáfora tan surrealista como fuera de lugar, todo ello se comenta por si sólo, quiero expresar mi condena desde un punto de vista explicitamente republicano, porque además de evidenciar su altura moral el señor Tardá ha causado un daño no irreperable, pero sí notable, a la reivindicación civilizada, serena y argumentada de la república que muchos llevamos haciendo desde hace tanto tiempo, ya que su señoría ha teñido la imagen de la lucha republicana de extremismo anacrónico y vociferante, exactamente lo contrario de lo que debe ser y de lo que, en la práctica, es. Republicanos somos muchos, y este señor es tan poco representativo de nuestra concepción política como aquel otro al que, figurada e infortunadamente, tan mal destino le desea y no habría estado de más que desde los escasos altavoces públicos que los republicanos tenemos a nuestra disposición, la condena hubiera sido tan clara como rotunda.

viernes, 5 de diciembre de 2008

La política del insulto

El diario El Mundo le juega hoy, imagino que inadvertidamente, una mala pasada a su adorada Esperanza Aguirre al colocar consecutivamente en la portada de su edición digital dos de los muchos titulares que habitualmente le dedican (casi siempre en tono elogioso, a qué negarlo), que en esta ocasión entran en abierta contradicción (no los titulares, sino la Presidenta). Por un lado en uno de ellos solicita muy lógicamente la dimisión de Pedro Castro como presidente de la FEMP y, algo exageradamente tal vez, también como alcalde, a cuenta de su inadmisible frase acerca de los votantes de derechas que no reproduciré porque es tan innecesario como lo sería antihigiénico. Está muy bien que los políticos reaccionen ante el recurso al insulto por parte de alguno de ellos, y ojalá lo hicieran siempre hasta lograr que se desterrase esa práctica de la vida pública, en lugar de criticárselo sólo al vecino.
El titular colocado inmediatamente debajo del comentado se refiere a una intervención en la que la señora Aguirre llama "miserables" y "bellacos" a quienes acertada o equivocadamente, eso es irrelevante para el fondo de la cuestión, criticaron su actitud en el atentado de Bombay, además de instar a "dedicarles nuestro desprecio".
El insulto de Pedro Castro a quienes disienten de él es sin duda intolerable y más llamativo, por lo zafio, que los de Esperanza Aguirre, pero no diría que sea más grave, en primer lugar porque él se ha disculpado, y en segundo porque los de la Presidenta parecen sin duda más meditados y ajustados a lo que en realidad quería decir puesto que no se trata de una declaración sino de una nota de prensa.
El insulto, sea burdo o refinado, es inadmisible en política y estaría bien que su crítica fuera honesta y no un simple ejercicio de hipocresía mediante el que desgastar al adversario.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Intolerancia en la Complutense, de nuevo

Parece que hay un grupo de estudiantes empeñados en borrar hasta la última sombra de un prestigio que por motivos académicos en cualquier caso no tiene pero que pudiera quedarle como la protagonista de la lucha por la libertad que fue, a la Universidad Complutense, enferma grave de endogamia, politización y fomento de la mediocridad obediente. Las graves muestras de intolerancia, recurrentes ya a estas alturas, que unos exhiben y otros toleran, amenazan con convertir a la universidad más grande de España en la encarnación de los valores exactamente contrarios a los que debería llevar a gala una institución académica: el debate, la tolerancia, la excelencia, la convivencia y la libre confrontación de ideas, de forma que en lugar de constituir un orgullo para la ciudadanía, se transforme en motivo de sonrojo por amparar actitudes que no debieran tener cabida ni en la universidad, ni en la sociedad.
Como Complutense que soy, condición que pese a todo llevo muy a gala, no puedo dejar de disculparme ante el señor Piqué, pero sobre todo ante la sociedad, por los bochornosos sucesos que ayer protagonizó un grupo de energúmenos que en modo alguno representa el sentir general de una comunidad universitaria que, al contrario de lo que tristemente muestran los medios a consecuencia de la actitud de esta minoría totalitaria, sigue concibiendo la universidad como un lugar, fundamentalmente y por encima de todo, de respeto.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

A Ignacio Uría Mendizabal, in memoriam

No hay trabajo más absurdo que encontrarle el sentido a una muerte causada por terroristas, buscar algo de racionalidad en el provincianismo cateto con que argumentan su oposición a la "Y vasca" es tarea inane, porque aunque se encontrara en ellos el menor indicio de lucidez, que no es el caso, éste jamás podría justificar semejante barbarie más que en la retorcida mente de un asesino. Oponerse a una infraestructura porque esta "aumentará la dependencia económica con España", lo que traducido significa que llevará prosperidad a la región, no tiene más sentido que hacerlo porque la Y no existe en euskera, por tanto conviene no dejarse engañar por las cortinas de humo con que, ya sea en forma de reivindicación histórica o de ensoñación nacionalista, tratan de disfrazar sus crímenes: Ignacio Uría Mendizabal no ha muerto porque su empresa construya un determinado tramo de un ferrocarril, sino porque ha tenido la desgracia de vivir en una tierra y en un instante en los que miserables descerebrados sin escrúpulos disfrazan su actividad delictiva de lucha patriótica y, como la estupidez humana no tiene límites, hay quien les cree.
Vaya desde aquí mi más sentido pésame a
los familiares, amigos, compañeros y conocidos de D. Ignacio Uría Mendizabal, ojalá la certeza de la imposibilidad del éxito de sus asesinos y la firmeza y unidad que en ese sentido muestre toda la sociedad, ayuden a sus seres queridos a sobrellevar su dolor.

La opinión y el sms

A poco que uno preste atencion a esa aberración usualmente tan ajena a las normas de ortografía como a las del buen gusto que es la edición de sms con aportaciones de telespectadores en programas de opinión (llamarlos de debate tal vez sería un exceso de optimismo), se da cuenta de hasta que punto la polarización política se apropia de la opinión particular de muchos ciudadanos hasta el punto de hacerlas indistinguibles. Me llamó la atención hace tiempo que quienes criticaban la financiacion de la cúpula de Barceló por parte del Gobierno consideraban casi unánimemente que era fea o que carecía de valor artístico, cuando ambas cosas no guardan la menor relación, es decir, sería un escándalo su pago mediante la desviación de fondos para el desarrollo tanto si fuese una obra de arte como un adefesio. Volví a pensar en lo mismo cuando observé lo numeroso de las adhesiones inquebrantables que en el transcurso de un breve zapping por un programa llamémosle, por ser si no aséptico sí al menos generoso, notablemente conservador, recibió el juez Ferrín Calamita ante su procesamiento, porque claro, quienes comparten, por ser nuevamente generoso, su prevención ante la adopción homosexual (hay quien comparte simplemente eso sin hacer lo propio con su manifiesta homofobia) parecen sentirse inclinados a ver con buenos ojos que anteponga sus principios o sus intereses particulares a sus obligaciones, y eso es inaceptable. Un juez que dilata artificialmente un proceso, que falla injustamente a sabiendas, que prevarica al fin y al cabo, es una verguenza para la democracia, se coincida con sus motivaciones o no. En el caso del magistrado Calamita habrá que esperar a la sentencia, y si resulta ser culpable confío en que no se desate un nuevo circo mediático en defensa de lo indefendible y seamos capaces, por una vez, de no mezclar churras con merinas.

martes, 2 de diciembre de 2008

Guantánamo

Si hacemos por un instante el ejercicio de creernos las informaciones que se publican estos días sobre los vuelos a Guantánamo, debemos inferir necesariamente dos conclusiones preocupantes:
a) Si es cierto que los ignominiosos vuelos de la CIA contaban con el apoyo expreso del entonces presidente Aznar, debe calificarse moralmente, sí, pero penalmente también, al personaje con toda la dureza posible porque es inadmisible que los valores fundamentales de una democracia se perviertan hasta el extremo de amparar la tortura.
b) Si es cierto que el presidente Zapatero no sabía nada, si es verdad que se pueden realizar operaciones encubiertas de semejante escala sin que nuestros servicios de inteligencia, el Gobierno al fin y al cabo, se enteren, en ese caso lo que hay que calificar duramente es la eficacia, la competencia de dichos servicios y si cumplen el servicio que la sociedad les encomienda. Si no fuera así, lo dicho para un presidente sirve igualmente para el otro.
Es necesario que se investiguen estos hechos y se haga con transparencia, pero no lo es menos que dicha investigación no se instrumentalice y termine convirtiéndose en un espectáculo circense más de los muchos que estamos acostumbrados a padecer en los que a la postre lo único importante es el número de votos que cada cual puede sumar o restar en el proceso.

lunes, 1 de diciembre de 2008

El decálogo de las falsas mentiras

Si esta noticia, la confección de un decálogo con las diez mentiras sobre el P2P que resultan ser verdades (o al menos su falsedad es de una inexactitud manifiesta), de la que da cuenta El País fuese iniciativa de la SGAE, uno podría sencillamente indignarse ante semejante muestra de filibustería moral, pero resulta que no, no es una entidad gestión de derechos intelectuales que al fin y al cabo, con mayor o menor elegancia, vela por los intereses de sus asociados, no por lo de la globalidad de la ciudadanía, la felonía se perpetra desde una institución pública, sdesde el Ministerio de Cultura, nada más y nada menos, y es todo un minsisterio quien decide gastarse nuestro dinero en mentirnos para que creamos que es legítimo que nuestros derechos cívicos se supediten a los intereses de determinadas empresas y personas concretas. Pues no lo es, y que sea el ministerio quien lo pretenda es doblemente ofensivo, es más, el mínimo apego a la lógica exigible nos obliga a preguntarnos: si el decálogo fuese fiel a la verdad, ¿para qué demonios pagamos entonces el canon?