jueves, 18 de diciembre de 2008

Presentación "Socialdemocracia republicana"


El jueves 18 de diciembre a las 19:30 horas, se presenta en el Ateneo de Madrid (C/Prado, 21) el libro "Socialdemocracia republicana", escrito por el siempre brillante Juan Antonio Cordero Fuentes. El acceso será libre y la presentación la realizarán Joaquín Leguina y Luis de Velasco.
Es una magnífica oportunidad de escuchar a alguien que hace de la argumentación y no del exabrupto el eje primordial de su discurso político, lo cual por sí mismo resulta refrescante en estos días, y, a poco que hable igual de bien que escribe, también lo será de disfrutar escuchándole.


miércoles, 17 de diciembre de 2008

Zapatero y el Sáhara

Informa El País del apoyo explicito de Zapatero, una vez más, a las tesis de Rabat sobre la autonomía del Sáhara, y como si hacerlo no fuera suficiente, anuncia al mismo tiempo un crédito de 520 millones a Marruecos, para que quede claro de qué lado se coloca el Estado español, que curiosamente es justamente el contrario a aquel en que nos colocamos la mayoría de los ciudadanos que lo componemos.
No representa ninguna sorpresa, la línea que ha seguido este Gobierno ha sido siempre la misma, pero si es inaceptable la alusión a los supuestos "intentos serios y aceptables" del ejecutivo marroquí no se sabe muy bien para lograr qué, desde luego no respetar los derechos humanos, más lo es la argumentación insultante para la inteligencia que nuestro presidente ha hecho comparando situaciones incomparables mediante la sentencia: "la experiencia autonómica española es una muy buena experiencia". Cada uno puede legítimamente defender la postura que considere oportuna sobre este tema o sobre cualquier otro, pero debe hacerlo valiente y razonadamente, sin falacias ni cortinas de humo. Lamentablemente nuestro presidente ha decidido presentarle a la ciudadanía este tema desde la deslealtad y la demagogia, no desde la honestidad exigible en todo momento a un cargo público.

martes, 16 de diciembre de 2008

El Ministerio de Derechos de Autor, antes Cultura, y la lucha contra la piratería.

El Ministerio de Derechos de Autor, antes Cultura, tiene a bien incluir en los dvd originales un microespacio publicitario en el que se recuerda a los sufridos espectadores que la piratería es delito con ejemplos como: si no robarías un bolso, ¿porqué sí una película? Estas campañas, además de constituir, por así decirlo, un ejemplo de polución audiovisual (uno compra una película para ver esa película, no publicidad de ningún tipo), olvidan:
a) El dvd es original, por tanto no ha lugar a obligar al propietario del mismo a soportar una y otra vez un machacón, agresivo y escasamente agradable anuncio que nada tiene que ver con él, toda vez que ha pagado por el soporte un importe desorbitado con un margen de beneficio a todas luces superior al admisible.
b) Robar un bolso es un delito, pero no es equiparable a comprar un dvd pirata, en todo caso lo sería comprar uno falso, pero no se conoce que las personas que llevan un bolso falso sufran la misma presión mediática que los que se descargan contenidos culturales, ni que los agentes de policía paren a las señoras por las calles para comprobar la autenticidad de sus accesorios, ni existan entidades privadas que contraten detectives para denunciarlas, ni menos aun que se pague un canon por cada aguja, hilo, trozo de tela o piel, hebilla o cremallera que se venda para compensar las pérdidas que las falsificaciones provocan a la industria.
Las pérdidas que la piratería provoca a la industria son en sí mismas un concepto discutible, es decir, se parte de la base de que cada copia falsa vendida equivale a un original que se deja de vender, cuando eso es del todo absurdo, las ventas de copias falsas tienen que ver con el precio de venta más que con el contenido, y está por verse que las pérdidas efectivas no se compensen con el canon o incluso salgan ganando, por no hablar de los beneficios derivados de la difusión masiva y gratuita que consiguen los autores. Se ha visto quebrar a grandes inmobiliarias, a grandes discográficas no. Esto me hace pensar en un empresario que tiene máquinas expendedoras de refrescos o de chucherías en el metro y como un día las máquinas no funcionan por razones ajenas a su voluntad, decide demandar al responsable de la situación a razón de una venta por pasajero que ese día ha tenido el suburbano, porque a fin de cuentas todos ellos eran los clientes potenciales. Que apenas un 0,5% (dicho a ojo, desconozco la cifra real) de ellos compre cuando puede hacerlo no importa, eso son detalles que no deben oscurecer tan brillante reivindicación.
No se me debe entender mal, la piratería es delito, eso lo tengo claro, lo que realmente habría que establecer qué es piratería y qué no, cuales son las compensaciones derivadas del canon y hasta donde llega el derecho a la copia privada. En esta tarea, los poderes públicos, que pueden ponerse del lado de la industria, de los artistas o de los ciudadanos, según consideren conveniente, han optado por la industria en primer lugar y por los ciudadanos en último. Ellos verán.

lunes, 15 de diciembre de 2008

La búsqueda de la mala suerte

Es sorprendente la capacidad para crearse problemas que tienen algunos políticos, y llegado cierto punto no ha lugar a achacarlos a la mala suerte. Cualquier ciudadano puede entender que ocurran accidentes en las obras, con más razón si hay malas condiciones meteorológicas que de algún modo puedan influir negativamente en la seguridad. Los responsables de dichas obras deben velar en todo momento por la integridad tanto de la infraestructura como, principalmente, de los trabajadores, de modo que si se hunde un túnel en construcción a causa de una lluvia torrencial y no se originan daños personales, parece que imponderables aparte, los responsables de la obra han hecho bien su trabajo, al menos en lo que a la seguridad de las personas se refiere. Después se podrá investigar si el accidente fue evitable o no, pero a simple vista no parece una situación escandalosa que a nadie deba alarmar. Sin embargo se oculta la información y, posteriormente, cuando ya se conoce públicamente, se insulta la inteligencia de la ciudadanía diciendo que el hundimiento de 60 metros de tunel son un incidente menor sin la menor repercusión en la obra, provocándose un escándalo donde no debería haber existido más que una breve nota de prensa aclaratoria. Haciendo las cosas bien, lo que habría costado incluso menos trabajo, nada habría pasado, y si no hubiera sido así al menos se podría afrontar la respuesta con dignidad y fácilmente, pero se ha preferido seguir otro camino de difícil explicación. Uno puede entender, por así decirlo, que se haga algo mal deliberadamente cuando lo contrario, hacerlo bien, es mucho más costoso, pero cuando ambas opciones son similares o incluso la correcta es, como parece el caso, más fácil, cuesta mucho entender porqué no se hace lo que se debe.
Si uno repasa el historial de la ministra Álvarez, puede correr el riesgo de pensar que ha tenido mala suerte, porque no se puede decir que su mandato haya transcurrido por senderos apacibles, pero no creo que sea pertinente achacar sus problemas tanto a la mala estrella como a su difícilmente justificable forma de entender la gestión pública. No es que a la ministra Álvarez le crezcan los enanos, es que ella hace cuanto puede por estirarlos aunque deba recurrir a un potro de tortura. ¿Cuantos de los problemas que ha tenido en las dos legislaturas se los ha creado ella sola? Francamente, muchos, y no parece razonable seguir haciéndolo cuando los tambores de la crisis de Gobierno paracen sonar insistentemente.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Fraga y el lado oscuro

Parece que el lado oscuro de la fuerza gana adeptos estos días entre nuestros políticos, aunque no se puede decir que el último en salir del armario de la corrección política sea un neófito porque don Manuel Fraga es más maestro más que aprendiz, aunque sólo sea por los años. De hecho por edad y curriculum podría ser incluso el emperador en persona y, paradojas de la vida, Tardá, Aguirre o Pedro Castro (al menos en el insulto, el exabrupto y la descalificación sí que se guarda un escrupuloso respeto al pluralismo), sean quienes compiten por convertirse en su Darth Vader particular.
Ahora se harán notables esfuerzos para convencernos de las diferencias entre gritar "muera x" y decir que "habría que colgar a y", y será interesante ver cómo lo argumentan, pero en mi opinión no las hay, ambas cosas son exactamente iguales y por tanto merecen el mismo nivel de reprobación y condena.
Creo detectar en esta proliferación de meteduras de pata una cierta despreocupación de los políticos en sus intervenciones públicas, como la existencia real de las cosas parece durar hoy día lo que dura su repercusión en la prensa, parece compensar ahorrarse el esfuerzo de meditar antes de hablar siempre que se tengan fuerzas para aguantar unos días de chaparrón informativo. De todas formas la memoria es débil y dentro de unos meses escucharemos cómo quienes hoy son mayoritariamente vituperados por su mala praxis política, serán defendidos públicamente como adalides de la libertad, de la buena educación y de la más escrupulosa urbanidad. Porque nunca pasa nada, nadie dimite por unas declaraciones inaceptables, "los políticos son humanos" o "se me calentó la boca" son frases recurrentes que tratan de justificar lo injustificable, olvidando que la mala educación no es necesariamente inherente al ser humano y que a los políticos se les paga precisamente, entre otras cosas, para que no se les caliente la boca como si el ejercicio de su cargo fuese equiparable a una tertulia de bar. Y no lo es. Quienes no observen el mayor de los respetos por la dignidad de su cargo, no sólo faltan el respeto a los votantes a quienes representan, sino que principalmente lo hacen a las instituciones y a la sociedad en su conjunto y por tanto no merecen seguir desempeñándolos.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Tardá como síntoma

Siempre es lamentable la muerte de un joven de quince años, en estas circunstancias lo sería igualmente aunque no fuera joven, de igual modo que lo sería si las circunstancias hubieran sido otras, y el hecho de que pueda haber sido o no accidental, si bien es relevante, no parece decisivo, porque no cabe duda de que en caliente la duda poco ayuda a mitigar el dolor. Es de recibo pues condenar la muerte de este joven griego y exigir que se esclarezcan a la mayor brevedad las circunstancias que la rodearon, del mismo modo que por una cuestión de empatía elemental es comprensible que en cualquier parte del mundo un ciudadano haga suyo el dolor de los griegos como sociedad. Pero entre sentir empatía y zambullirse en una espiral de violencia gratuita media un abismo, y es algo que se debe reprochar a los griegos que están protagonizando altercados violentos (no parece existir nada más autocatalítico que la violencia), pero lo es con mucha más razón a los grupos de descerebrados que, haciendo gala de una inusitada agresividad y al extemporáneo e injustificado grito de "policía asesina", han protagonizado diversos incidentes en Madrid y Barcelona, especialmente en la primera, donde nada más y nada menos que han atacado una comisaría.
Tan lógico es solidarizarse con el dolor que causa el hecho que ha originado esta protesta como condenar que éste no se haya canalizado de forma pacífica, civilizada, lo que impide la identificación con los protagonistas.
Pero no podemos sorprendernos de estas reacciones violentas en nuestro país. Si es posible que todo un diputado, un representante de la voluntad popular, se desmarque con declaraciones como "muera el Borbón", ¿porqué habría de sorprendernos que haya grupos de incontrolados que ataquen comisarías? No es que exista una relación causa-efecto entre ambas cosas, pero sí me parece indudable que las dos son síntomas del ambiente de inmundicia intelectual que incomprensiblemente se ha hecho un hueco en nuestra vida pública.
Se me antoja que del asunto Tardá ya se ha dicho y escrito cuanto debía ser comentado, de modo que no voy a abundar en el tema más que desde un punto de vista diferente, no quiero hablar del hecho de que no se haya disculpado, ni tan siquiera de que en las primeras declaraciones que perpetró a modo de justificación se escudara en una supuesta verdad histórica a todas luces incorrecta o que en las segundas protagonizara una de las más abstrusas argumentaciones que se recuerden a un personaje público pervirtiendo en esta ocasión no la historia, sino la gramática, invocando un derecho a la metáfora tan surrealista como fuera de lugar, todo ello se comenta por si sólo, quiero expresar mi condena desde un punto de vista explicitamente republicano, porque además de evidenciar su altura moral el señor Tardá ha causado un daño no irreperable, pero sí notable, a la reivindicación civilizada, serena y argumentada de la república que muchos llevamos haciendo desde hace tanto tiempo, ya que su señoría ha teñido la imagen de la lucha republicana de extremismo anacrónico y vociferante, exactamente lo contrario de lo que debe ser y de lo que, en la práctica, es. Republicanos somos muchos, y este señor es tan poco representativo de nuestra concepción política como aquel otro al que, figurada e infortunadamente, tan mal destino le desea y no habría estado de más que desde los escasos altavoces públicos que los republicanos tenemos a nuestra disposición, la condena hubiera sido tan clara como rotunda.

viernes, 5 de diciembre de 2008

La política del insulto

El diario El Mundo le juega hoy, imagino que inadvertidamente, una mala pasada a su adorada Esperanza Aguirre al colocar consecutivamente en la portada de su edición digital dos de los muchos titulares que habitualmente le dedican (casi siempre en tono elogioso, a qué negarlo), que en esta ocasión entran en abierta contradicción (no los titulares, sino la Presidenta). Por un lado en uno de ellos solicita muy lógicamente la dimisión de Pedro Castro como presidente de la FEMP y, algo exageradamente tal vez, también como alcalde, a cuenta de su inadmisible frase acerca de los votantes de derechas que no reproduciré porque es tan innecesario como lo sería antihigiénico. Está muy bien que los políticos reaccionen ante el recurso al insulto por parte de alguno de ellos, y ojalá lo hicieran siempre hasta lograr que se desterrase esa práctica de la vida pública, en lugar de criticárselo sólo al vecino.
El titular colocado inmediatamente debajo del comentado se refiere a una intervención en la que la señora Aguirre llama "miserables" y "bellacos" a quienes acertada o equivocadamente, eso es irrelevante para el fondo de la cuestión, criticaron su actitud en el atentado de Bombay, además de instar a "dedicarles nuestro desprecio".
El insulto de Pedro Castro a quienes disienten de él es sin duda intolerable y más llamativo, por lo zafio, que los de Esperanza Aguirre, pero no diría que sea más grave, en primer lugar porque él se ha disculpado, y en segundo porque los de la Presidenta parecen sin duda más meditados y ajustados a lo que en realidad quería decir puesto que no se trata de una declaración sino de una nota de prensa.
El insulto, sea burdo o refinado, es inadmisible en política y estaría bien que su crítica fuera honesta y no un simple ejercicio de hipocresía mediante el que desgastar al adversario.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Intolerancia en la Complutense, de nuevo

Parece que hay un grupo de estudiantes empeñados en borrar hasta la última sombra de un prestigio que por motivos académicos en cualquier caso no tiene pero que pudiera quedarle como la protagonista de la lucha por la libertad que fue, a la Universidad Complutense, enferma grave de endogamia, politización y fomento de la mediocridad obediente. Las graves muestras de intolerancia, recurrentes ya a estas alturas, que unos exhiben y otros toleran, amenazan con convertir a la universidad más grande de España en la encarnación de los valores exactamente contrarios a los que debería llevar a gala una institución académica: el debate, la tolerancia, la excelencia, la convivencia y la libre confrontación de ideas, de forma que en lugar de constituir un orgullo para la ciudadanía, se transforme en motivo de sonrojo por amparar actitudes que no debieran tener cabida ni en la universidad, ni en la sociedad.
Como Complutense que soy, condición que pese a todo llevo muy a gala, no puedo dejar de disculparme ante el señor Piqué, pero sobre todo ante la sociedad, por los bochornosos sucesos que ayer protagonizó un grupo de energúmenos que en modo alguno representa el sentir general de una comunidad universitaria que, al contrario de lo que tristemente muestran los medios a consecuencia de la actitud de esta minoría totalitaria, sigue concibiendo la universidad como un lugar, fundamentalmente y por encima de todo, de respeto.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

A Ignacio Uría Mendizabal, in memoriam

No hay trabajo más absurdo que encontrarle el sentido a una muerte causada por terroristas, buscar algo de racionalidad en el provincianismo cateto con que argumentan su oposición a la "Y vasca" es tarea inane, porque aunque se encontrara en ellos el menor indicio de lucidez, que no es el caso, éste jamás podría justificar semejante barbarie más que en la retorcida mente de un asesino. Oponerse a una infraestructura porque esta "aumentará la dependencia económica con España", lo que traducido significa que llevará prosperidad a la región, no tiene más sentido que hacerlo porque la Y no existe en euskera, por tanto conviene no dejarse engañar por las cortinas de humo con que, ya sea en forma de reivindicación histórica o de ensoñación nacionalista, tratan de disfrazar sus crímenes: Ignacio Uría Mendizabal no ha muerto porque su empresa construya un determinado tramo de un ferrocarril, sino porque ha tenido la desgracia de vivir en una tierra y en un instante en los que miserables descerebrados sin escrúpulos disfrazan su actividad delictiva de lucha patriótica y, como la estupidez humana no tiene límites, hay quien les cree.
Vaya desde aquí mi más sentido pésame a
los familiares, amigos, compañeros y conocidos de D. Ignacio Uría Mendizabal, ojalá la certeza de la imposibilidad del éxito de sus asesinos y la firmeza y unidad que en ese sentido muestre toda la sociedad, ayuden a sus seres queridos a sobrellevar su dolor.

La opinión y el sms

A poco que uno preste atencion a esa aberración usualmente tan ajena a las normas de ortografía como a las del buen gusto que es la edición de sms con aportaciones de telespectadores en programas de opinión (llamarlos de debate tal vez sería un exceso de optimismo), se da cuenta de hasta que punto la polarización política se apropia de la opinión particular de muchos ciudadanos hasta el punto de hacerlas indistinguibles. Me llamó la atención hace tiempo que quienes criticaban la financiacion de la cúpula de Barceló por parte del Gobierno consideraban casi unánimemente que era fea o que carecía de valor artístico, cuando ambas cosas no guardan la menor relación, es decir, sería un escándalo su pago mediante la desviación de fondos para el desarrollo tanto si fuese una obra de arte como un adefesio. Volví a pensar en lo mismo cuando observé lo numeroso de las adhesiones inquebrantables que en el transcurso de un breve zapping por un programa llamémosle, por ser si no aséptico sí al menos generoso, notablemente conservador, recibió el juez Ferrín Calamita ante su procesamiento, porque claro, quienes comparten, por ser nuevamente generoso, su prevención ante la adopción homosexual (hay quien comparte simplemente eso sin hacer lo propio con su manifiesta homofobia) parecen sentirse inclinados a ver con buenos ojos que anteponga sus principios o sus intereses particulares a sus obligaciones, y eso es inaceptable. Un juez que dilata artificialmente un proceso, que falla injustamente a sabiendas, que prevarica al fin y al cabo, es una verguenza para la democracia, se coincida con sus motivaciones o no. En el caso del magistrado Calamita habrá que esperar a la sentencia, y si resulta ser culpable confío en que no se desate un nuevo circo mediático en defensa de lo indefendible y seamos capaces, por una vez, de no mezclar churras con merinas.

martes, 2 de diciembre de 2008

Guantánamo

Si hacemos por un instante el ejercicio de creernos las informaciones que se publican estos días sobre los vuelos a Guantánamo, debemos inferir necesariamente dos conclusiones preocupantes:
a) Si es cierto que los ignominiosos vuelos de la CIA contaban con el apoyo expreso del entonces presidente Aznar, debe calificarse moralmente, sí, pero penalmente también, al personaje con toda la dureza posible porque es inadmisible que los valores fundamentales de una democracia se perviertan hasta el extremo de amparar la tortura.
b) Si es cierto que el presidente Zapatero no sabía nada, si es verdad que se pueden realizar operaciones encubiertas de semejante escala sin que nuestros servicios de inteligencia, el Gobierno al fin y al cabo, se enteren, en ese caso lo que hay que calificar duramente es la eficacia, la competencia de dichos servicios y si cumplen el servicio que la sociedad les encomienda. Si no fuera así, lo dicho para un presidente sirve igualmente para el otro.
Es necesario que se investiguen estos hechos y se haga con transparencia, pero no lo es menos que dicha investigación no se instrumentalice y termine convirtiéndose en un espectáculo circense más de los muchos que estamos acostumbrados a padecer en los que a la postre lo único importante es el número de votos que cada cual puede sumar o restar en el proceso.

lunes, 1 de diciembre de 2008

El decálogo de las falsas mentiras

Si esta noticia, la confección de un decálogo con las diez mentiras sobre el P2P que resultan ser verdades (o al menos su falsedad es de una inexactitud manifiesta), de la que da cuenta El País fuese iniciativa de la SGAE, uno podría sencillamente indignarse ante semejante muestra de filibustería moral, pero resulta que no, no es una entidad gestión de derechos intelectuales que al fin y al cabo, con mayor o menor elegancia, vela por los intereses de sus asociados, no por lo de la globalidad de la ciudadanía, la felonía se perpetra desde una institución pública, sdesde el Ministerio de Cultura, nada más y nada menos, y es todo un minsisterio quien decide gastarse nuestro dinero en mentirnos para que creamos que es legítimo que nuestros derechos cívicos se supediten a los intereses de determinadas empresas y personas concretas. Pues no lo es, y que sea el ministerio quien lo pretenda es doblemente ofensivo, es más, el mínimo apego a la lógica exigible nos obliga a preguntarnos: si el decálogo fuese fiel a la verdad, ¿para qué demonios pagamos entonces el canon?

sábado, 29 de noviembre de 2008

La vocación teatral de André Tchaikowsky

La vocación teatral de André Tchaikowsky ha tardado 30 años en materializarse, 30 largos años desde que decidió dedicarse a la escena hasta que logró debutar, eso sí, a lo grande. Y no sería nada extraordinario, el mundo está lleno de vocaciones tardías y de carreras frustradas, a no ser por el hecho de que esos 30 años han transcurrido para este pianista judio radicado en Oxford en la tranquila quietud del cementerio, urna o recuerdo en el que descanse su memoria. Porque cuando murió de cancer en 1982, a los 46 años, además de donar su cuerpo a la ciencia, incluyó en su última voluntad la llamativa claúsula por la que cedió su calavera a la Royal Shakespeare Company para que fuera usada en representaciones teatrales.
Ha sido necesario para culminar su sueño vencer no sólo los lógicos trámites burocráticos, sino los reparos de muchos actores que, antes que David Tennantm, actor que encarna a Hamlet en la nueva producción de la compañía, decidieron no utilizarla ya que su historia les impedía concentrarse en el papel. Ahora, por fin, André Tchaikowsky ha interpretado por fin su primer papel. Yorick, por supuesto.
Encuentro sumamente refrescante esta historia porque, tras lo ocurrido el miércoles en Bombay, el ejemplo de alguien que decide convertir su muerte en un acto de sensibilidad artística cuando hay tantos que deciden convertirla en una acto de barbarie y destrucción, consigue reconciliarnos con nuestros semejantes, recordarnos que hay mucho más en la naturaleza humana que el odio y el resentimiento. Este pianista nos ha recordado, tal vez involuntariamente, que la cuestión no es ser o no ser, sino qué ser, y eso es algo que debemos agradecerle.

viernes, 28 de noviembre de 2008

La enmienda 138 y la calidad democrática en la UE

El Consejo de la UE ha decidido eliminar la enmienda 138 del paquete legislativo que debate en relación a la reforma del mercado de las telecomunicaciones, informa Público. Dicho así no es muy llamativo, parece una mera cuestión de trámite, pero si tenemos en cuenta que la enmienda lo que dice es "ninguna restricción a los derechos y libertades fundamentales ha de ser impuesta sin la resolución previa de las autoridades judiciales" resulta más que llamativo, incomprensible, que los Gobiernos de la UE hayan decidido eliminarlo, no sólo porque para hacerlo hayan obviado el voto del 88% de los parlamentarios europeos, que son los que optaron por la inclusión de dicha enmienda (una mayoría más que absoluta, inaudita), sino porque la decisión de los Gobiernos, además de ser contraria a la voluntad expresada por los ciudadanos a través de sus representantes, supone una nueva supeditación de los derechos civiles a los intereses empresariales en esta UE en la que los únicos destellos de sensibilidad social son los que producen el brillo de su ausencia.
En pleno siglo XXI, escamotear a los ciudadanos la intervención de un juez, y por tanto la garantía democrática, en cualquier medida punitiva o coercitiva que pueda tomarse contra ellos es de todo punto inaceptable, supone una política regresiva en tanto a los derechos civiles que es incomprensible que gobernantes democráticos se planteen siquiera imaginar.
Parece que es este el signo de las reformas que Sarkozy plantea bajo la pantalla de humo de una supuesta modernización, de una búsqueda de eficacia en las instituciones que lo único que encuentra es pérdida de calidad democrática en beneficio de un mayor poder ejecutivo de los gobernantes, poder que inmediatamente ponen al servicio de las empresas en detrimento de los intereses de los ciudadanos de los que emana el mismo, y no es algo que se deba permitir porque no es el modelo de internet lo que nos estamos jugando, sino el peso de nuestros derechos fundamentales en la balanza de cualquier reforma que se plantee en el futuro, un peso que a día de hoy debería estar ya fuera de toda discusión y que, lamentablemente, no lo está.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Bono, de nuevo

Tengo para mí que el nuevo llamémosle incidente protagonizado por Bono, esta vez a cuenta de la conmemoración de la Constitución, no se está interprentando de la manera correcta. Que al final haya famosos o no o incluso la lista de estos no deja de ser irrelevante, que el fracaso de esta iniciativa pueda ser consecuencia de la frustrada colocación de la placa conmemorativa de Sor Maravillas, tampoco, lo realmente relevante es la actitud del Presidente de la Cámara quien asume como propia una iniciativa que se le presenta, decide a qué personas invita y después somete el asunto a la consideración de la mesa como un hecho consumado. No quisiera yo tildar de autoritario a una de las más altas personalidades, desde un punto de vista institucional, del Estado, y mucho menos decirle como debe hacer las cosas, pero parece evidente que la senda de la lógica obliga primero a someter a debate la iniciativa, después consensuar la lista de invitaciones y finalmente enviarlas. Lo contrario, además de no ser operativo y de revertir negativamente en su prestigio personal, constituye una concepción personalista de la cosa pública como una política de hechos consumados que, por usual que sea en muchos ámbitos, no debiera ser aceptable para nadie en democracia, lógicamente menos aun para él.

Shalimar en Bombay

Como siempre, las primeras cosas que hay que decir sobre un acto terrorista son su condena explicita y sin paliativos y el pésame y solidaridad hacia las víctimas, y en este caso también cabe congratularse porque ciudadanos de nuestro país, especialmente la legítima representante de los madrileños, hayan salido indemnes. Pero la terrible cadena de atentados de ayer Bombay tiene una peculiaridad relevante, al menos a mi me ha llamado poderosamente la atención, y es que más que un acto terrorista indiscriminado como los que tristemente conocemos, las informaciones que nos llegan nos hacen pensar más en una operación militar selectiva, perfectamente planificada, aunque no sé interpretar muy bien este cambio de estrategia que desde luego no creo que sea extrapolable a otros lugares. Tengo la sensación, por anticuado que suene, que este nivel de organización, de militarización de los terroristas en la India, Pakistan y Bangla Desh es consecuencia de la desastrosa descolonización que llevaron a cabo los británicos, de la artificial division del país basándose en criterios eminentemente religiosos que condenó a todos ellos a una coexistencia basada en un nacionalismo feroz y en el odio al otro como piedra de toque de las relaciones entre vecinos, lo que permite el respaldo encubierto de los estados a los grupos terroristas y su organización paramilitar.
Para quienes hemos leído "Shalimar el payaso", la magnífica novela de Salman Rushdie que documenta cómo el odio es capaz de apoderarse de una comunidad hasta transformarla en poco menos que un infierno, estos lamentables atentados suenan a música conocida, el virus que destruyó el paraíso que Rushdie decía era Cachemira parece haberse extendido al resto de la India, confiemos en que con distinto resultado.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Las decisiones absurdas y sus votos cautivos: la abstención del PSOE a la privatización parcial del Canal de Isabel II

El problema de las propuestas absurdas es que tarde o temprano te llevan a tomar decisiones absurdas. Es lo que ocurre con el brindis al sol que tuvo a bien regalarnos el PSOE cuando se propuso votar a favor de todos los presupuestos en aquellos lugares donde ejerciera la oposición, oposición que por definición dejaría de ejercer en uno de los momentos cruciales del año. Podría haberse comprometido a no presentar enmiendas a la totalidad y limitarse a enmiendas parciales, y éstas podrían limitarse únicamente a los aspectos que consideraran más inadmisibles, pero no, se comprometieron a facilitar la aprobación de los presupuestos tal y como se presentaran y a consecuencia de ello se ataron de pies y manos para, por ejemplo, poder votar en contra de una de las medidas de cuya oposición han hecho bandera en Madrid: la privatización del Canal de Isabel II, en la que por cierto, además de la propia gestión del agua, está en juego la titularidad de no pocas propiedades inmobiliarias o mejor dicho, el destino de los ingresos que tarde o temprano generará su venta. Porque sí, aunque sea algo rayano en el fraude de ley, es costumbre de Esperanza Aguirre utilizar la ley de acompañamiento de los presupuestos para escamotear el debate de aquellas medidas que supone polémicas, como será en este caso la conversión de la empresa pública que gestiona el agua de la Comunidad de Madrid en una empresa mixta con un 49% de capital privado. Y pese a la ferviente oposición que ha mostrado el PSOE a esa medida, no se opondrá en la Asamblea. Y lo peor es que nos venderán como ejercicio de responsabilidad lo que no lo es sino de dejación de funciones, por no decir hipocresía.
Me pregunto que ocurrirá si dentro de unos años, por ponerse a imaginar, los accionistas del Canal deciden venderle ese 49% de las acciones a, pongamos, una empresa rusa de esas que tanto asustan al PP. ¿Cómo culparán entonces al Gobierno? No lo sé, pero no hay problema. Ya encontrarán la manera.

martes, 25 de noviembre de 2008

Almudena Grandes, Antonio Muñoz Molina, sor Maravillas y la izquierda

Contiene el artículo de Almudena Grandes publicado el pasado 24 de noviembre en el diario El País, una frase tan inadmisible en boca de cualquier ser humano, cuanto más en la de una mujer, que personalmente me declaro incapaz de comprender qué motivó a una reconocida escritora a ponerla por escrito sabiendo que iba a ser leida por miles de personas. Antonio Muñoz Molina da cumplida réplica en el mismo periódico a la frase de tan mal tono que un cierto pudor, por no decir conciencia elemental, me impide reproducir, y lo hace tan acertadamente que no cabe añadir o quitar coma alguna, simplemente expresar tanto apoyo a lo que dice uno como indignación por lo que dice la otra. Es un deber moral de todos quienes nos decimos publicamente de izquierdas mostrar nuestro rechazo frontal a estas actitudes puntuales, vengan de quien vengan, porque la izquierda no es eso y si en su nombre alguna vez se ha dado cobijo a esas actitudes sólo nos queda lamentarlo, rechazarlas de plano y trabajar por una izquierda cívica, democrática, no sectaria, incluyente y escrupulosamente respetuosa con las convicciones ajenas.

Los balones fuera de la Ministra Cabrera y otras cruces

Lo realmente difícil de comprender de las reacciones a la sentencia que obliga a retirar los crucifijos de las aulas de un colegio público en Valladolid no está en las críticas de la Iglesia o el PP, esperables, ni tan siquiera en las alabanzas de parte del PSOE o de IU, menos aun en el silencio de C´s, lo realmente incomprensible es la reacción de la ministra Mercedes Cabrera quien decide por su cuenta y riesgo que ni las sentencias judiciales ni la propia constitución son relevantes y que es un tema sobre el que en cada caso deben decidir los respectivos Consejos Escolares, algo que por cierto es contrario a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que dejó claro en 2002 que dicha pretensión era contraria a derecho. Así pues, si nuestra Ministra de Educación puede incitar públicamente a incumplir deliberadamente dos sentencias judiciales así como a no acatar los valores consagrados por la Constitución, ya nada puede ser sorprendente. Es lamentable el recurrente recurso a los balones fuera de este gobierno que sorprendentemente es tachado de laicista cuando nada ha hecho por la laicidad del Estado, sino todo lo contrario.
Finalmente, quisiera dejar claro que no existe en la petición de retirada de crucifijos de las aulas publicas el menor rastro de motivación antireligiosa, no es una falta de respeto a los católicos que se solicite dicha retirada porque no se trata de prohibirlos, sino de no colocarlos donde los valores que nos hemos dado como pueblo a través de la carta magna dejan claro que no deben estar. Si existe alguna falta de respeto es en todo caso la contraria, la imposición de un símbolo religioso, el que sea, en un espacio público.
Y sobre la no menos absurda descalificación de la sentencia porque "a nadie ofende un crucifijo en un aula", simplemente cabe remitirse a los hechos: ofende al menos a los padres que han interpuesto la sentencia y a las confederaciones de padres que la han apoyado. Que sean mayoría o minoría es irrelevante, porque da la casualidad que tienen la ley de su parte y eso, en un estado de derecho, se quiera o no, debe pesar más que cualquier otra consideración. La sumisión de la ley al muy respetable sentir particular de parte de la ciudadanía no es que sea inadmisible, es que escapa a las más elementales nociones de sentido común.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Repsol y el ¿liberalismo?

No deja de sorprender la curiosa concepción del liberalismo, que tan a gala se lleva últimamente en el PP, según la cual el Estado debe intervenir para impedir la entrada de una empresa en el accionariado de otra. Lo que no explican es porqué se debe intervenir de esa forma en el libre mercado, cómo puede hacerse sin vulnerar las leyes comunitarias de libre competencia y, sobre todo, de ser tan fundamental el mantenimiento de Repsol bajo control español, ¿porqué entonces la privatizaron?
Gobierno y oposición tienen sobradas razones para agachar las orejas en lo que al respeto de la independencia empresarial se refiere, ni PP ni PSOE parecen muy coherentes en este aspecto, como ya se vio con Endesa, caso paradigmático de incongruencia ya que gracias a él vimos como se defendía que vender acciones a una empresa catalana era el fin del mundo mientras que hacerlo a una alemana era la panacea, lo cual a su vez era para otros un desastre, mientras que si la empresa era italiana todo era correcto. Tal vez de aquellos barros vengan estos lodos, tal vez por ellos ahora tristemente ninguno de los dos tiene la menor autoridad moral para oponerse o defender cualquier operación que afecte a Repsol.
Hay que ser más serios, cada uno puede defender la postura que considere oportuna respecto al intervencionismo del estado en las empresas, todas son legítimas, pero lo que no se puede hacer es defender a la vez una cosa y su contraria según interese en cada momento.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Manuel Cobo, los 250 km/h y la "doctrina Triado"

Me dejé en el tintero esta semana una frase de Manuel Cobo, el segundo del alcalde Gallardón, quien preguntado sobre la posible responsabilidad de la administración en la desgraciada muerte de un joven a manos de los porteros de una discoteca (que funcionaba mediante concesión en un terreno de titularidad municipal) sobre la que pesaban 47 denuncias y 5 peticiones de cierre, dejó dicho «Si un conductor va a 250 kilómetros por hora y, sin haber pasado la ITV, atropella y mata a una persona ¿tendría algo que ver el que hubiera pasado la inspección?»
Nada es gratis, este argumento no es más que la lógica consecuencia de la doctrina Tirado según la cual no existe relación entre los actos y sus consecuencias indirectas, porque a fin de cuentas, si vale para un juez, ¿porqué no habría de valer para una administración?
Aunque para que la comparación fuese correcta habría que añadir a un conductor sin carné denunciado reiteradamente por ello, puesto que la discoteca funcionaba sin licencia, la respuesta a la pregunta del señor Cobo es sí, si un coche no pasa la ITV, debería ser inmovilizado de forma que no pudiera circular a 250 kilómetros por hora, ni a 30 si nos ponemos, de forma que difícilmente podría atropellar a nadie, de la misma forma que la discoteca debería haber estado cerrada si el Ayuntamiento de Madrid hubiera cumplido con su obligación conforme a los mínimos estándares exigibles de eficacia en la gestión, lo cual, obviamente, no indica culpabilidad, pero si responsabilidad (no digo que personal, pero sí institucional), y tratar de escurrir el bulto de esa manera en un asunto de naturaleza tan dolorosa, además de triste es francamente poco elegante.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Marruecos culpable, España responsable

El pasado sábado hubo una manifestación, exitosa a simple vista, en favor de la independencia del Sáhara por el centro de Madrid. El lema "Marruecos culpable, España responsable", todo un acierto, parece no haber sido muy efectivo, dada la ausencia de declaraciones al respecto, si lo que pretendía era remover en España las conciencias de quienes con su deplorable inacción continúan permitiendo la sistemática vulneración de los derechos humanos en un territorio sobre el que, se quiera o no, se mantiene una ineludible responsabilidad histórica. Pero miento, no es exacto hablar de inacción, en realidad el gobierno de Zapatero sí que ha hecho algo, dejar de ponerse del lado de las víctimas para ponerse del de los verdugos cambiando la posición tradicional de nuestro país en defensa del referéndum de autodeterminación por un apoyo explícito a la posición de Marruecos de una autonomía limitada para la que consideran una región.
Aunque el eco logrado en los medios no haya sido el deseable, me permito felicitar desde aquí a los convocantes y organizadores por lo que yo, desde luego, considero un gran éxito.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Los dudosos méritos de sor Maravillas y los indudables deméritos de Bono

No tendría nada que objetar a la colocación de una placa en el Congreso a una religiosa que hubiera hecho méritos para ello, no es el caso de sor Maravillas, quien va a acceder a ese honor antes que muchas personas católicas o no, de izquierdas, derechas o centro que antes, durante y después que ella sí que los han hecho. El único mérito objetivo que se aduce es que aparentemente las dependencias del congreso ocupan hoy día la que antaño fue su casa natal. Nada más hay en su vida que justifique el homenaje civil que ahora recibe, y como muchas otras personas nacieron y vivieron en las casas que hoy se supone constituyen la de todos, cabe suponer que sólo su condición de santa justifica esta absurda y arbitraria decisión.
Bien, queda claro que, como por otro lado bien publicita el Presidente del Congreso, el señor Bono ha colocado una vez más sus convicciones personales, muy respetables, por encima de las obligaciones de su cargo y eso, en democracia, sólo debería tener un final, su dimisión. Sé que eso no va a suceder, pero ello no obsta para que la pida, porque respeto profundamente las convicciones del señor Bono, obviamente de forma inversamente proporcional a cómo lo hace él con las mías o con las de todos aquellos que no coincidan con él, pero como el Congreso es mi casa tanto como la suya por más que coyunturalmente la presida, le pedi
ría al señor Bono que rinda cuantos homenajes desee a quien le parezca oportuno, pero en su pared, la de su casa, porque para hacerlo en la de todos, lo menos que se le puede exigir es preguntar.

jueves, 20 de noviembre de 2008

El Balcón de Rosales y la ética periodística

Hay algo obsceno, pornográfico diría, en esos accesos de amarillismo que tiene de vez en cuando el diario El Mundo y que en esta ocasión les ha llevado a presentarse en la casa de los padres de uno de los porteros inculpados por la muerte de un joven en la discoteca "Balcón de Rosales" y perpetrar el vergonzante artículo que tuvieron a bien publicar. ¿Acaso no existen filtros en ese periódico, algún tipo de control ético de los contenidos? ¿O es que apretenden colarnos como noticia de interés humano lo que no es sino bazofia periodística de la peor especie?
Hay mucho que escribir sobre este tema, principalmente sobre la incomprensible inacción del Ayuntamiento de Madrid sobre un local que ha acumulado 47 denuncias y 4 solicitudes de cierre por parte de la policía, se puede hacer un enfoque más amplio y hablar de la falta de regulación por parte de la Comunidad de Madrid que permite que el ejercicio de la profesión de portero de discoteca haya sido coto para que determinados descerebrados den rienda suelta a sus violentas inclinaciones, incluso puede uno ponerse a analizar el modelo de ocio de la juventud, pero lo que no es de recibo es aprovecharse del dolor de unos padres para conseguir un titular que además de ser extraordinariamente ofensivo para la víctima no aporta absolutamente nada relevante al caso, a no ser que para el periódico lo sea la evidencia de que el amor que sienten esos padres por su hijo les permite creerse su, por lo demás increíble, versión.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

El tablero de Garzón

El juez Garzón, en lo que parece una jugada inteligente destinada a evitar que le declaren incompetente para ver el caso, ha decidido inhibirse en la causa penal contra Franco, algo que respeto aunque a mi humilde entender es contradictorio con los argumentos que él mismo expuso en su auto inicial mediante el que se declaró competente, y trasladar los casos a los respectivos juzgados territoriales. Desconozco si en esta partida de ajedrez entre el magistrado y la fiscalía en que se ha convertido este proceso, en esta nueva jugada las víctimas se convierten en sacrificables peones para esquivar una probable resolución adversa o por el contrario es el juez quien se ha sacrificado para permitir que se pueda continuar con las exhumaciones, pero confío en que con esta decisión se aleje de una vez el ruido mediático de este asunto y por fin puedan los familiares de los represaliados localizar y honrar a sus víctimas como en conciencia consideren oportuno. Si al menos se consigue eso de este accidentado proceso en el que nuestros políticos y creadores de opinión de toda condición han mostrado impúdica y claramente su predisposición a seguir cavando banderitas en las fosas de los desaparecidos y en su memoria, habrá resultado positivo, porque el objetivo fundamental debe ser ese, la localización e identificación de los desaparecidos y ese, lejos de ser un tema político, debería ser un tema de estado.
Lo demás, los juicios, condenas, estudios o revisiones que se deseen hacer sobre la dictadura franquista, que las hagan cada uno en su campo y conforme a su conciencia, la historia y la ciudadanía juzgarán a cada uno como corresponda tanto por sus actos como por lo que hayan dejado de hacer, pero que se permita que de una vez y para siempre se cierre la herida de la ignominiosa pervivencia de unas fosas comunes y anónimas incompatibles con la esencia fundamental del estado democrático.

martes, 18 de noviembre de 2008

El CAC, la COPE y la manipulación

No deja de sorprenderme la capitalización que han logrado hacer desde la COPE de la arbitraria concesión de licencias de fm por parte del CAC, porque si uno lee la totalidad de los artículos, no sólo los titulares, no es cierto que se haya perjudicado exclusivamente a medios conservadores como la cadena de la conferencia episcopal o las del grupo editor de El Mundo, aunque sí es cierto que es discriminatoria, pero no ideológicamente (por ejemplo hay 7 licencias a una cadena del arzobispado de Barcelona), sino por una cuestión territorial: se discrimina a las emisoras de ámbito estatal con la notable excepción de Onda Cero, lo que probablemente sea peor y desde luego constituye el aspecto en que se debería centrar la crítica, no en los resultados particulares de la COPE. Es llamativo que tanto la SER como Punto Radio como el Grupo Zeta también se hayan visto relegados en favor de emisoras pequeñas, locales en su mayor parte.
La concesión es discutible, pero no porque perjudique a una ideología o empresa concretas, sino porque es descaradamente nacionalista. Con todo y con eso, teniendo en cuenta que había 73 emisoras y más de 1200 solicitudes, es lógico que haya quienes se sientan legítimamente discriminados, como sucedió por cierto y esta vez sí por criterios ideológicos con la concesión de licencias de TDT en la Comunidad de Madrid. Lo uno no justifica lo otro, ambas cosas están mal y ambas deben ser criticadas, pero hacerlo sólo con una me parece entrar en un juego fundamentalmente sectario del que no puede salir nada bueno.

lunes, 17 de noviembre de 2008

De sastres, lobos y pumas

Tal vez sea a causa de la tradición judeocristiana o de la influencia de las películas de hollywood, pero el hecho es que cuando acontece un suceso trascendente, no puede uno evitar buscar señales que refrenden la importancia del momento, que demuestren que no estamos viviendo un día como cualquier otro. Así que en este primer día laborable que enfrentamos nada más y nada menos que con el capitalismo refundado, busco en cada detalle la señal que me haga ver no ya ese nuevo mundo que se nos anuncia, sino algún ligero cambio que indique la dirección en que nos moveremos a partir de ahora, pero no lo consigo, incluso me he quedado mirando fijamente la máquina de coca-cola que hay a la entrada del trabajo a ver si los nuevos vientos la habían transformado, no sé, en dispensador de mirinda, por ejemplo, pero nada, ahí seguía ella, con todo su esplendor global a nuestra disposición. Tal vez sea ese el verdadero cambio, que ya asumimos el capitalismo salvaje hasta tal punto que todo lo que conlleva nos resulta natural y la coca-cola ya no nos debe parecer un símbolo del imperialismo, sino sólo un refresco.
Los medios parecen muy orgullosos de nuestra presencia en la cumbre, pero creo que nos hemos equivocado mandando a Zapatero, habida cuenta de que de lo que se trataba no era ni más ni menos que de diseñar el vestido de seda con que vestir a la mona, habría sido más efectivo buscar nuestra representación en la pasarela Cibeles, entre sastres y modistos, no en Moncloa, porque aunque estaba claro que era esto lo que iba a suceder, de ese modo al menos no nos estarían vendiendo como la panacea del nuevo milenio lo que a fin de cuentas no es más que un vestido de mercadillo.
Pero no es el capitalismo lo único que, refundándose, no ha cambiado en absoluto este fin de semana. Bueno, en realidad el objetivo de IU era mucho más modesto, aun no pretendía tanto refundarse como hacer símplemente una asamblea. A menor ambición del objetivo, y que me perdonen quienes han trabajado duramente, mayor ridículo supone el fracaso.
Era importante trasladar una imagen diferente, la de la superación de las divisiones internas, los personalismos y las luchas fraticidas por el poder, y eso, los objetivos a superar, han sido los únicos que han prevalecido como mensaje de la asamblea. Además han incurrido en la mayor de las contradicciones, porque si se puede consensuar, como se ha hecho, el documento político, lo demás, las personas, debería ser lo fácil, pero se ha demostrado una vez más qué es lo que verdaderamente importa. No qué hacer, sino quien lo hace. Es muy triste.
Cuando se hizo efectiva la designación de Obama como candidato demócrata a la presidencia de EE.UU., un grupo de seguidores de Hillary Clinton, descontentos por lo que consideraban un desaire a su lideresa, fundaron un grupo que, como medida de protesta, anunció su intención de votar por McCain, y a ese grupo lo bautizaron PUMA, que corresponde a Party Unity My Ass, algo que define muy bien lo que ocurre estos días, todos en realidad, en el seno de IU. No parece que realmente nadie se preocupe tanto de curar al enfermo como de salir bien librado en el testamento.
Lo preocupante en este siglo que apenas empieza es que si el lenguaje político se ha vuelto tan grandilocuente que la menor operación de chapa y pintura ya es una refundación del sistema o, en su medida, el futuro de una organización, cuando ocurra algo realmente trascendente va a costar mucho que nos lo cuenten de manera no ya que le demos la importancia que tenga, sino que sencillamente nos lo creamos. Si ya nos han anunciado al lobo con pompa, boato, fanfarrias y clarines cuando en realidad a duras penas se ha asomado el puma, debe ser que tienen muy pero que muy claro que el lobo, probablemente hastiado de su solitaria condición, se ha hecho vegetariano y ya no vendrá nunca. Pero si algo nos ha demostrado esta crisis es que nuestros mandatarios y sus profetas son tan capaces de equivocarse y de no ver lo que tienen ante sus narices como cualquier otro ser humano, así que tampoco tenemos porqué hacerles mucho caso.

viernes, 14 de noviembre de 2008

El "efecto Rorschach" y la confusión ideológica

Si Sarah Palin tuviera la más remota idea de donde está España, cual es su historia, si conociera aunque fuera remotamente la figura de Franco y sus conocimientos sobre el socialismo fueran algo más consistentes que el que los rojos son malos malísimos, se podría entender que hubiera dicho algo como "Franco era bastante socialista", y pese a ello probablemente todos nos habríamos lanzado a su cuello para denunciar su falta de preparación intelectual y de altura política. Sin embargo hete aquí que la frase no la ha perpetrado Sarah Palin, sino Esperanza Aguirre y sorprendentemente el análisis es hasta tal punto diferente que no se justifica en ningún tipo de déficit, sino que se reduce a la categoría de anécdota, ella es así, simplemente es campechana. Y liberal. Y eso le proporciona una bula de la que casi nadie más disfruta.
Por otro lado, en el transcurso de una manifestación en contra de la Ley de Educación de Cataluña, un grupo de simpatizantes y afiliados de Ciudadanos fue agredido hasta el punto de obligarles a abandonar su lugar en la manifestación al grito, nada más y nada menos, de "fuera nazis".
Es lamentable la confusión, por no decir el sectarismo, que se está implantando en determinados sectores de la sociedad según el cual todo lo que a uno no le gusta, inmediatamente es nazi, o fascista, o estalinista, o bolchevique, según la afinidad del exaltado que se autodescalifique con el exabrupto. Esperanza Aguirre no ha ido tan lejos, no se ha atrevido a llamar bolchevique a Franco, pero como era antiliberal se atreve a negar que fuera de derechas, y para eso hace falta una considerable cara dura.
Me temo que nuestra política se ha polarizado tanto que sufre una especie de "efecto de Rorschach", esas famosas láminas utilizadas en test psicológicos en las que cada uno ve exactamente lo que quiere ver, y sería fantástico que se criticara a las personas por lo que hacen y por lo que dicen, no por lo que son ni mucho menos por lo que no son (aunque así lo creamos) y me pregunto si este recurso fácil a la descalificación no será la más evidente muestra no de la superación de las ideologías, algo absurdo por cierto, sino de la absoluta falta de ideas, de capacidad intelectual, incluso de civismo que asuela a parte de la sociedad.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Madrid y los Servicios Públicos

A lo largo del día de hoy se sucederán en el centro de Madrid tres manifestaciones de protesta por el deterioro de la calidad y la privatización encubierta de tres servicios públicos fundamentales, la sanidad, la educación y el agua. Para un gestor responsable que no sea refractario a la crítica como los de la Comunidad de Madrid, éste debería ser motivo de reflexión y análisis, debería llevar indiscutiblemente a establecer canales fluidos de diálogo porque es evidente que o bien las políticas que se ponen en práctica no son buenas o bien, siendo generosos con quienes las diseñan, no son entendidas, cosas ambas que deberían poder solucionarse hablando. Pero no, ese no es el estilo de la Comunidad de Madrid, donde ha prendido con más fuerza que en ningún otro sitio el manido aforismo según el cual la mejor defensa es un buen ataque. Para ellos, las manifestaciones de hoy no serán la libre expresión de las preocupaciones de parte de la ciudadanía, sino una muestra de manipulación política por parte del partido de la oposición, no hay para nuestro gobierno regional diferencia entre la acción sindical y la política, por no hablar de la ciudadana y todas ellas son igualmente desdeñables cuando se oponen a su sacrosanta e infalible voluntad, de hecho no será extraño ver esta noche a Güemes o a alguno de los otros consejeros perfectamente intercambiables a este respecto, atacando a los sindicatos y repitiendo su mantra preferido, el de los mil liberados sindicales que según él son la causa de todos los males que aquejan a los servicios públicos madrileños. Cualquier cosa excepto la serena reflexión, el debate leal y la argumentación seria.


miércoles, 12 de noviembre de 2008

La vida en la balanza

Las operaciones militares en Afganistán desde tiempos inmemoriales son, casi por definición, una pesadilla, pero una de esas que anhelan la "c" que les falta y se obstinan en morderse la cola como si la tuvieran, porque si la presencia militar es necesaria para proteger a la sociedad civil del conflicto armado que vive, también la presencia de tropas, que son asumidas como de ocupación por gran parte de la población, contribuye al agravamiento del mismo. Ahora bien, comprendo y apoyo la postura del gobierno en el sentido de que es una misión de paz, en zona de conflicto, evidentemente, de lo contrario no haría falta presencia militar sino actuaciones de otro tipo, pero misión de paz al fin y al cabo. Lo contrario implicaría una fuerza de ocupación que nada tendría que hacer allí y que debería volver inmediatamente a casa.
Ocurre sin embargo que la calificación de la misión como de paz no es simplemente una declaración de principios, sino un estatus operativo que por lo que parece implica una serie de limitaciones de la capacidad defensiva de las tropas, y eso ciertamente es muy delicado porque hasta qué punto lo uno justifica lo otro es algo que difícilmente se puede asumir, máxime por parte de aquellas personas en quienes recae la responsabilidad de la seguridad de los soldados y se ven obligadas a ponerles en mayor riesgo del estrictamente necesario. Se ve a la ministra de defensa considerablemente afectada y ciertamente no es para menos, no quisiera yo estar en su pellejo. Da la sensación de que los protocolos militares en vigor en este tipo de misiones no son los más adecuados a los tiempos y tal vez habría que revisarlos para que en lugar de un corsé que limita la capacidad defensiva de las tropas, fueran una herramienta eficaz que la garantice.
A todo esto se puede añadir la legítima duda acerca de si Afganistán es gobernable o no por fuerzas extranjeras, es decir, se puede mantener una artificial sensación de dominio del país pero la historia demuestra que en realidad no es tal. Afganistán es un indómito pedazo de tierra contra el que se estrellaron tanto británicos como soviéticos, y cabe suponer que este nuevo intento no es una muestra de arrogancia al tratar de doblegar a la obstinada historia, de triunfar allí donde otros fracasaron previamente, sino un profundamente difícil y doloroso ejercicio de responsabilidad. De alguna manera se ha logrado instalar en la conciencia colectiva que es necesario mantener Afganistán a raya para garantizar la seguridad de occidente, y no tendría nada que objetar en el caso de que fuera cierto, sólo que no sé si lo es. Y no tengo la certeza básicamente porque no entiendo la postura del gobierno al respecto, es decir, si nuestra presencia allí es necesaria y lejos de suponer un motivo de vergüenza debería serlo de orgullo, ¿a que viene esa obstinación en no enviar más tropas si éstas fueran necesarias?, y si no es así, si en realidad es un intento de imposición de unas determinadas formas de vida a un pueblo que no las desea
en nuestro propio beneficio, ¿que pintamos allí?
Es realmente una situación muy difícil, probablemente un callejón sin más salida que la remota posibilidad de que los taliban queden extasiados con la contemplación del techo con estalactítas de colores que le hemos colocado y den su brazo a torcer. Pero lo que me parece claro es que no podemos resignarnos a tener que dar el pésame a las familias de soldados que entregan su vida probablemente con tantas o más dudas al respecto que las que yo he expresado aquí sin al menos tener la concienta tranquila por haberles proporcionado todas las capacidades defensivas de que nuestro país sea capaz. Y debe hacerse sin cambiar la denominación de misión de paz, sin duda, pero ésta debe sostenerse sobre otros pilares que las vidas perdidas de unos soldados que, puestas en la balanza, deberían pesar más que cualquiera otras consideraciones.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Dinero público

La Generalitat valenciana no tiene recursos para hacer frente a la deuda de 891 millones de euros que mantiene con las universidades públicas que dependen de ella, así que se propone devolverla en cómodos plazos hasta el año 2022. Se entiende desde ese punto de vista que se comience a aplicar una política de austeridad, de contención del gasto público, de forma que no se construya una nueva universidad a distancia y se encomiende la construcción de la sede a Frank Gehry o no se destine dinero público a actos tan superficiales y de tan discutible beneficio para la comunidad como anticipar el estreno de la última película de James Bond, todo ello muy comprensible salvo que sí se va a construir esa universidad y sí se van a pagar 100.000€ de dinero público (la mitad de la comunidad y la otra mitad del ayuntamiento) por el estreno de la película. Sinceramente, el comportamiento de determinados cargos públicos en todo el estado (y de los dos partidos mayoritarios, que nadie se llame a engaño) está siendo tan poco edificante, están mostrando impúdicamente actitudes que serían inadmisibles en épocas de bonanza y que ahora son sencillamente inmorales, que uno se pregunta legítimamente si el origen de la crisis, de nuestra crisis, toda vez que nuestros bancos parecen estar más sanos que los del común de las democracias occidentales, no será algo tan antiguo, sencillo y lamentable como la mala gestión, la irresponsable dilapidación del dinero público que muestran algunos de nuestros políticos.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Dos discursos

Hace relativamente poco tiempo, el diario El Mundo publicó una serie de discursos de líderes políticos de indudable trascendencia histórica. Ayer, tras leer y ver el discurso de la victoria de Obama, recordé alguno de los que había leído de esa colección y no pude evitar tener la sensación de que sin duda su discurso no sólo era digno de figurar en una antología como la citada, sino que probablemente incluso superaba a muchos de ellos. Después, sus actos refrendarán sus palabras o no, eso ya se verá, pero de momento hay que felicitarse de que alguien de la brillante oratoria de Obama haya llegado a la Casa Blanca, aunque sólo sea como señal de desahucio de la mediocridad de ese alojamiento que jamás debió ocupar, y ojalá que también lo sea de su destierro de la vida pública.
Pero el caprichoso destino ha querido que las páginas de los periódicos españoles deban repartir su espacio entre ese brillante discurso y otro, el de la mezquindad y la miseria moral sustanciados en el comunicado de ETA, uno de los pocos lugares del mundo en el que aberraciones intelectuales como las que siguen pueden encontrar acomodo (informa Público): "En las lágrimas de cocodrilo de militantes antiabertzales como Marixabel Lasa quieren empañar y borrar la opresión que sufre este pueblo", o "ETA seguirá la campaña en contra hasta que cambie su actitud represiva", o tambien la amenaza de "mantener su actual estrategia de atentados hasta "obligar a sentarse de nuevo" al Gobierno en otro proceso de paz, para que reconozca de una vez los derechos de Euskal Herria", o bien "mientras los derechos de Euskal Herria no sean conocidos y respetados, continuará la resistencia contra la opresión". Y todo ello no en un contexto de reflexión sobre la situación sin más, sino en un comunicado en el que se asume la autoría de diez atentados, incluido el último en la Universidad de Navarra. No sé si existen límites para la desvergüenza, pero si es así sin duda alguien en este momento los está explorando en nombre de ETA.
Entre el bello canto a los elevados principios de la democracia y la igualdad que entonó ayer Obama (repito, su grado de cumplimiento ya se verá) y la abstrusa , maniquea y mezquina argumentación de los terroristas media un abismo intelectual, por supuesto, pero fundamentalmente humano de tal grado, que no puede dejar indiferente a nadie, la coexistencia de ambos en el tiempo no deja de tener mucho de inmoral. Ojalá llegue el día en que el cambio que logremos, entre otras muchas cosas, se sustancie en que sencillamente no exista nadie capaz de sostener el aberrante discurso de los terroristas, pero sobre todo, nadie susceptible de darle crédito.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Se paga y ya está

Amparándose en el espejismo de anonimato con que la victoria de Obama parecía que iba a ocultar cualquier otra noticia, el ínclito presidente de la SGAE dijo ayer sobre el canon (informa Público): “El canon es agua pasada. Ya no hay quien lo arregle. Se paga y ya está”, y también: “Yo también pago cosas que no me gustan, es parte de ser ciudadano”.
Cabe agradecer al señor Bautista sus lecciones magistrales de educación para la ciudadanía, y en castellano además, pero sin ánimo de ofender me atrevería a hacer una sencilla puntualización: lo que forma parte de ser ciudadano es no resignarse ante las injusticias, por tanto, quienes consideremos que se comete una nunca jamás dejaremos de luchar en su contra porque el BOE le haya dado carta de naturaleza. Se paga, sí, no queda otro remedio, pero de "ya está" nada de nada, esto no ha hecho más que empezar. La libertad de expresión, de momento, no se ha visto afectada por la imposición de este ni de ningún otro canon, así que no le quedará otro remedio a la SGAE que cobrar el canon junto con las críticas que de él se deriven, ambas cosas son legítimamente inseparables. Y ya está... o no.

Obama

Para ser un día histórico, la verdad es que a las seis y media de la mañana parecía exactamente igual a los demás. El despertador, ignoro si por la fuerza de la costumbre o por ser presa de un repentino y avieso antiamericanismo, ha decidido sonar exactamente igual que todos los días, en lugar de despertarme con un "yes, we can" o alguna animosa y catártica consigna similar. La radio del coche ha sido el primer electrodoméstico consciente de la trascendencia de esta jornada, me ha hecho saber de la holgada victoria de Obama, por la que me congratulo, aunque inmediatamente comience a prepararme para los efectos de la decepción previsible, y sobre todo del tono condescendiente, por no decir hipócrita, con que desde europa felicitamos a EE.UU. por elegir a un presidente perteneciente a una minoría racial, como si nos sobrase autoridad moral para ello, como si aqui, tanto en España como en Francia, Alemania, Inglaterra, Italia, etc, fuese probable que se eligiera a un descendiente de gitanos, marroquíes, argelinos, turcos, indios o pakistaníes. Hay que felicitarse, sí, pero no en tono condescendiente, sino admirativo, no somos nosotros, en esta ocasion, quienes mostramos el camino, sino quienes, sabiendo que es el correcto, no nos decidimos a transitar por él con todas las consecuencias.
Pase lo que pase a partir de ahora, al menos una buena noticia tenemos de la que alegrarnos, además de la evidente de la victoria del candidato preferido para la mayoría de los europeos, que es el fin del proceso electoral y de su desmedida cobertura mediática. Veremos cómo deciden los medios llenar ese hueco, ojalá sea por una vez con análisis serios de la actualidad y no con el sectarismo acostumbrado.
Tenemos también que aprender a vivir sin el culpable de todos los males del Universo, ese Bush que a veces más que presidir los Estados Unidos parecía hacer lo propio con la Electra de Bond, y eso será muy bueno si los próceres de nuestra patria aprovechan la oportunidad de la excusa perdida para argumentar seriamente en sus discursos, no para buscar otra nueva.

martes, 4 de noviembre de 2008

El ejercicio hipócrita de la oposición

Cristobal Montoro, un hombre con pasado en esto de la política, critica las medidas anunciadas por el Gobierno porque, según él, siendo acertadas, son manifiestamente insuficientes, . Me pregunto, si así lo cree realmente, ¿porqué no las propuso previamente con el grado de intensidad que consideraba acertado?
En mi opinión no es el tiempo de intentar sacar réditos partidistas de una situación que angustia a los ciudadanos, ni de tratar de erigirse en adalides del bienestar ciudadano aquellos que jamás, en su acción de gobierno, beneficiaron a éstos más que como consecuencia de las ventajas indirectas que pudieran derivarse de su política claramente enfocada a los mercados y las empresas. Lo cual es lícito, cada uno tiene su visión de la realidad y de cómo incidir sobre ella, lo que no lo es es tratar de aparecer ante la opinión pública como lo que ni se ha sido, ni se es, ni se será.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Podemos, sí, pero ¿qué podemos?

Juan Antonio Canta decía en una de sus canciones "déjame decirte que entre lo malo y lo peor, yo no elijo nada y sigo soñando", aunque en lugar de seguir soñando optara por suicidarse. Pienso a menudo en esa frase cuando el aluvión informativo de las elecciones estadounidenses me acosa, y me gusta, siempre que ese "sigo soñando" sea activo, no una excusa para la pasividad y el conformismo. Tengo muy claro que entre Obama y McCain prefiero al primero, aunque, falta de fe mediante en un electorado capaz de elegir y, lo que es peor, reelegir a Bush, hasta que no lo vea no lo creeré. Pero lo que no tengo nada claro es si Obama será lo que promete o simplemente un orador brillante con buena imagen, un indudable poder catártico y un aparato publicitario que acomplejaría a la mismísima Coca-Cola, uno de esos mecanismos del sistema para que los ciudadanos se ilusionen y crean en él con renovada fe mientras que en realidad no cambia nada. Quisiera que no fuera así, me gustaría que el cambio que promete no sea sólo cosmético, que las cosas cambiaran de verdad, que el yes, we can de Obama no se transforme al final en un yes, I could, que indicaría que el único objetivo era alcanzar la presidencia, y no realizar un cambio efectivo de las políticas de ese país que tanto nos afectan a todos los demás.
Porque dos cosas han quedado claras, que coinciden con los eslóganes de Obama, una es que los Estados Unidos necesitan un cambio, y otra es que sus votantes pueden, lo verdaderamente importante, que el cambio no sea sólo de presidente y que lo que puedan hacer sea algo más que aupar a un desconocido a la presidencia, es algo que empieza a decidirse mañana, pero que de ningún modo acaba entonces. Mañana no se consigue un objetivo, simplemente se decide de qué medio se quiere valer la ciudadanía para lograrlo.

domingo, 2 de noviembre de 2008

G20

Al hilo de la presencia o ausencia de España en la cumbre del G20, creo que es una reflexión pertinente prescindir por una vez del resultado final de ese debate y fijarse en el argumentario. España pide acudir basándose en datos concretos, su PIB que le coloca como 8ª potencia mundial y por tanto su presencia está más justificada que la de otros peor clasificados. Otros sin embargo aducen otro tipo de criterios para justificar su presencia con mayor o menor acierto, pero parece que nadie se ha parado a mirarlo desde otro punto de vista, a saber, si es algo que al fin y al cabo va a afectar a todos los países, ¿que derecho tienen ocho, quince, veinte o cincuenta de ellos a decidir por la totalidad?, ¿no podría utilizarse la ONU para organizar un proceso realmente representativo?, ¿tendremos algo que decir los ciudadanos sobre lo que decidan, se nos preguntará qué nos parece?
Imagino que cuando mostramos nuestro empeño en asistir a la cumbre será porque tenemos una cantidad ingente de propuestas con la que asombraremos al mundo, porque si se trata de ir sólo como reconocimiento internacional a nuestro estatus como potencia económica, me atrevería a decir que no es tiempo de gestos, sino de ponerse a trabajar y si no vamos dispuestos a hacerlo duramente mejor dejamos el puesto a quienes sí lo estén. Porque, ¿no debería el Gobierno haber comenzado ya a reunirse con todos los grupos políticos y agentes sociales para consensuar las medidas que nuestro país, no el ciudadano José Luis Rodríguez Zapatero, va a defender en esa cumbre si finalmente va? Francamente, a mi ir o no ir no me parece tan importante como conseguir que allí se oigan las cosas que tengamos que decir, si es que realmente las tenemos, porque lo importante de las reuniones de trabajo no es la asistencia, sino el resultado.
Espero sinceramente no tener que terminar por darle la razón a Pablo Castellano cuando dijo que al presidente no le interesa ir a la cumbre, sino a la foto.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Camps y el fracaso

Todos los medios constatan el descomunal fracaso de la boutade de Camps al obligar a que Educación para la Ciudadanía se imparta en inglés, pero se equivocan al sustanciarlo en los 199 suspensos, el 99% de los examinados, porque el verdadero fracaso radica, para Camps sin duda es así, en los dos aprobados. El fallo de su estrategia ha sido que en sus provincianos esquemas mentales no se contemplaba la posibilidad de que hubiera entre los alumnos dos de ascendencia inglesa, pero no pasa nada, para los grandes hombres, los estadistas del nivel del honorable Presidente, ningún obstáculo es lo suficientemente grande como para desviarles de su objetivo, de la consecución de sus nobles metas, alcanzar las mayores cuotas posibles de poder personal aun a costa de causar con ello notorios perjuicios a sus administrados, así que el año que viene obligará a impartir EpC en sáncrito, esperanto o suajili, para que se vea que además mantiene un compromiso firme con la multiculturalidad y el pluralismo.
No es de extrañar que tanto esta surrealista situación como la asfixia de las universidades públicas vengan de comunidades gobernadas por Camps y Aguirre, los delfines con alma de tiburón que no dudan en sacrificar a los ciudadanos de sus comunidades para hacer algo que no les compete, como es la oposición al ejecutivo central, para obtener el poder en su partido primero, y en el Estado después. Suspender para ello a la inmensa mayoría de los alumnos en una asignatura obligatoria, independientemente del perjuicio académico que les cause, no es un precio demasiado alto a pagar para estar preclaras mentes, a fin de cuentas lo que deberían haber hecho esos rebeldes estudiantes era objetar como dios manda y quitarles el problema de encima, pero no, se han empeñado en cumplir con aquello a que les obliga la legalidad vigente aun a costa de los inetereses partidistas de su Presidente y eso no se puede permitir. No aprobarles no es sólo una medida de presión, sino también un justo castigo. La próxima vez aprenderán.
Al fin y al cabo, sin pretenderlo, Camps ha logrado lo contrario de lo que pretendía, ha dado a sus alumnos una valiosa lección de Educación para la Ciudadanía, demostrándoles los efectos de las políticas que supeditan el bien común de los ciudadanos a los intereses particulares de quienes las aplican. Esperemos que la hayan aprendido.

viernes, 31 de octubre de 2008

La inexorable disolución del espejismo

La culpa de los ataques que sufre la reina por sus irrelevantes confesiones dista mucho de recaer en los republicanos, de hecho nosotros deberíamos no hacer casus belli de ellas e ignorarlas como a mi entender, bueno o malo, procede, sino de los monárquicos por su absurda y ancestral pretensión de convencer a la ciudadanía de que la institución de la monarquía está por encima del bien y del mal, de cualquier ideología, que son capaces de abstraerse de todas sus opiniones y/o convicciones en pro del bien común, que no interfieren porque su única preocupación es el servicio a aquellos a quienes quieren como a sus hijos, que su relación con los ciudadanos no es la de gestores-administrados, sino algo mucho más sagrado e inasible que no se rige por las lógicas normas del funcionamiento democrático. Y nada de eso, los reyes son personas, funcionarios sin oposición con las mismas virtudes y miserias que todos los demás y por supuesto que tienen perfecto derecho a tener opiniones personales sobre cualquier tema y éstas, nacidas a la luz pública, no deben tener más trascendencia que la del peso del prestigio intelectual o la brillantez argumentativa que las respalden. En este caso escasa. Rasgarnos las vestiduras por constatar que piensan por si mismos es tanto como aceptar esa absurda pretensión de que sólo existen para servir a sus súbditos, asumir sus argumentos.
Por tanto, hagámosle un favor a nuestra sociedad y critiquemos a la monarquía por las innumerables razones objetivas que tenemos para ello, no porque sus opiniones personales sean más o menos ajustadas a las nuestras particulares. Sus opiniones no importan siempre que ellos cumplan con el papel que la constitución les reserva, y si no lo hacen, critiquémosles por eso, no por ejercer de tanto en cuanto un derecho como la libertad de expresión (un libro no es un acto institucional, no conviene olvidarlo), porque ése, desde un punto de vista republicano, debe ser exactamente igual para todos los ciudadanos. Lo contrario, repito, es asumir sus argumentos, porque estas declaraciones sólo son reprobables desde un punto de vista monárquico y para bien o para mal, dista mucho de ser el caso. De hecho hay que agradecerles que progresivamente se aparten activamente de su falsa imagen de neutralidad, porque nada puede ser más efectivo para la causa republicana que se disipe el espejismo y cale en la sociedad su verdadera condición.

jueves, 30 de octubre de 2008

Lex Luthor y la opaca transparencia de David Vegara

Cuando escucho las explicaciones que da el Secretario de Estado de Economía, David Vegara, sobre la publicación o no de las ayudas públicas a los bancos, no puedo evitar evocar el baúl forrado de plomo en el que Lex Luthor guardaba la kriptonita para ocultarla de la visión por rayos x de Superman, a la vez que excitaba su curiosidad. Lo curioso es que a la vez que dice sin rubor que no se van a publicar para no estigmatizar a los bancos que recurran a ellas, mantiene el compromiso del gobierno de hacerlo con la máxima transparencia. Entonces, ¿qué es la transparencia?, o mejor, ¿qué es la transparencia según David Vegara? Porque si aplicamos los mismos estándares al mentado Lex Luthor deberemos concluir que también él engañó a Superman siendo completamente transparente, a fin de cuentas todo el mundo sabía que en el baúl había algo que quería ocultar.
He escuchado en la radio numerosos argumentos para descalificar la opacidad con que se pretende afrontar el proceso, desde la falsedad de la posible estigmatización, puesto que si sólo se compran activos de primera calidad no hay nada de lo que avergonzarse, hasta la falta de reciprocidad por parte de las instituciones bancarias, que no tienen ningún problema en estigmatizar, registro de morosos mediante, a los ciudadanos que se retrasan en los pagos, todos ellos ciertos y razonables. Y yo me pregunto, si realmente la publicación no supondría mácula alguna en el prestigio de nuestras entidades, ¿porqué se ocultan pese a que todos los ciudadanos escuchamos como nuestro presidente se comprometía a garantizar la transparencia del proceso? Me temo que se trata de evitar que ciuadanos y PYMES se presenten en los bancos y exigan que se dediquen los fondos públicos que les consta que han recibido a aquello para lo que lo los han recibido, a prestárselos, y quien sabe si no se pretenda incluso evitar que alguno de ellos, en un repobable ataque antipatriótico, se atreva incluso a denunciar la situación públicamente. O en los juzgados, si fuera posible.
No es de recibo practicar la opacidad a la vez que se dice ser transparente, ocultarnos la realidad de las cosas está feo, pero tomarnos por tontos es indignante. Tenemos derecho a saber qué se hace con nuestro dinero, es así de sencillo, cualquier otra consideración sobra y constituye una falta de respeto a los ciudadanos. O tal vez, como en el caso del señor Luthor, todo se resuma en un hecho muy sencillo: lo que se esconde tras la opaca capa de la ocultación al público es algo nocivo para aquellos a quienes se nos ha vetado su visión, tal vez el plan de ayuda estatal, en el fondo, sea, sencillamente, kriptonita.

¿Qué es la participación ciudadana?

Definir hoy día la participación ciudadana debería ser tarea sencilla, digamos que parece un concepto enraizado en los principios de la democracia participativa y deliberativa, una serie de mecanismos que garanticen la implicación directa de los ciudadanos en los asuntos del gobierno de sus ciudades sin renunciar a su independencia puesto que se hace al margen de partídos políticos. Por tanto es un concepto enfocado en la evaluación, debate y aportación de ideas de los ciudadanos de, sobre y a las políticas de sus gestores. Debajo de mi casa han inaugurado un centro de participación ciudadana, lo cual me entusiasmó en un principio porque lo imaginaba como un lugar donde acudirían concejales a explicar sus actuaciones o a solicitar la opinión de los vecinos sobre sus necesidades, un lugar donde habría asociaciones vecinales y representantes municipales de forma que se pudiesen encauzar de forma ágil y eficaz las sugerencias o quejas de los ciudadanos de a pie, un lugar donde informarse fácilmente del objeto de las obras del barrio, de los trámites a seguir para cada cuestión. En fin, lo que su nombre parece indicar.
En la web municipal, la finalidad de la delegación de participación ciudadana se expresa así: fomenta el asociacionismo en San Sebastián de los Reyes ante la importancia que tiene la participación vecinal en la gestión municipal. Unos programas de ayudas apoyan al tejido asociativo y la realización de proyectos de cooperación al desarrollo.
Una concepción tal vez algo más amplia pero que refuerza mi idea inicial.
Pues cada día, cuando llego a casa, del centro de participación más que debates o exposiciones de concejales, lo que me llega son los ecos de lo que parecen ser ensayos de coros rocieros a un volumen, por cierto, digamos que estridente. Que nadie me entienda mal, me encantan tanto la música como el Rocío, no se trata de eso, no me quejo ni de la existencia de esas asociaciones, ni de su acceso a los recursos municipales, ni de las leves molestias que sus ensayos puedan causarme a título particular, si fuera así me limitaría a pedirle al ayuntamiento que insonorizara los locales.
No hay porque mezclar churras con merinas, es decir, el asociacionismo es bueno y debe ser fomentado y apoyado desde los poderes públicos, pero si bien todas las asociaciones tienen fines muy nobles y respetables, no todas ellas tienen algo que ver con la participación ciudadana, y aunque el texto dice literalmente: "participación vecinal en la gestión municipal", parece sin embargo que el centro de participación ciudadana es más bien una casa de la cultura con un nombre más moderno.
Si parece claro que el asociacionismo cultural es una cosa diferente del participativo o del de desarrollo, tampoco hay nada malo en que se concentre su gestión para lograr una mayor eficacia, ahora bien, ese modelo puede esconder una trampa: si aunque se gestionen juntos no gozan de partidas presupuestarias independizadas (no digo que sea así, lo desconozco, esto es sólo una reflexión, no una denuncia), se aboca a aquellas asociaciones que tienen como finalidad la búsqueda del bien común para la sociedad a competir por los recursos con aquellas muchísimo más numerosas que tienen como fin un desarrollo personal propio o el acceso más efectivo a los recursos municipales. No critico ninguno de los dos modelos, ambos tan necesarios como diferentes, y parece claro que la actividad de una asociación de vecinos,una ONGD, asociaciones de mayores, de mujeres, de servicios sociales y salud o de inmigrantes, se incardinan mucho mejor en la definición de una centro de participación ciudadana que asociaciones culturales, deportivas o de festejos y peñas, que parece más lógico que se ubiquen dentro de otras infraestructuras municipales, y me pregunto si detrás de esta fachada municipal de aparente fomento del asociacionismo, no se esconde en realidad un cierto interés por frenar el impulso de la participación ciudadana.

miércoles, 29 de octubre de 2008

IU, C´s y el futuro de la izquierda

Detecto un claro anacoluto en el discurso de despedida de Llamazares, no en tanto que figura retórica ni desde un punto de vista gramatical, sino como extrapolación al fondo de lo que sobre la forma dice el diccionario, “inconsecuencia en la construcción del discurso”. Etimológicamente, como contrario de acólito, tampoco tiene desperdicio, porque como compañero de viaje, del viaje futuro que debe emprender IU a partir de ahora, ha demostrado no tener precio, pero no se trata de abundar en personalismos, que es lo último que necesita ahora esa organización, sino de tratar de identificar las actitudes que han llevado a su descalabro y, consecuentemente, eliminarlas. Y eso, la primera parte, el diagnóstico, lo supo hacer Llamazares, incluso como buen médico supo prescribir el acertado tratamiento que, como buen político (y ahí reside la inconsecuencia), a renglón seguido decidió no aplicarse a sí mismo. Porque tiene claro el dimisionario que el mal que aqueja a Izquierda Unida es la lucha cainita que padece y que hasta tal punto está arraigada en su seno que parece ser una característica definitoria, si en algo acierta Llamazares es en pronosticar un nuevo fracaso si no se superan los enfrentamientos personales y “familiares”, y sin embargo no deja pasar su despedida como coordinador, su último discurso como tal, para repartir cera entre los que considera culpables, porque él, cabriola argumental incluida, admite su parte de responsabilidad, pero no ocurre lo mismo con la culpabilidad. Es responsable, pero no culpable. No dejo de impresionarme.
Izquierda Unida hace falta, sea bajo su actual forma o refundada, renovada completamente o sólo con un traje nuevo, pero es necesaria, y harían muy bien todos los responsables de la actual situación (y Llamazares sin duda alguna no es el único) en dar un paso lateral y dejar pasar a quienes puedan y quieran dedicarse a prestar un servicio a los ciudadanos, aquellos que tengan claro que no es en las luchas intestinas donde se presta un servicio público, aquellos que tengan claro que unidad y homogeneidad no son ni sinónimos ni antónimos, que se puede mantener una diversidad todo lo amplia y enriquecedora que se quiera y conseguir a partir de ella una unidad efectiva gracias al debate y a la tolerancia, a la democracia participativa, que es algo aplicable a los partidos, no sólo exigible a los poderes.
Siempre pensé que era posible un movimiento de izquierdas de raíz ciudadana del que formasen parte, entre otras, IU, Ciudadanos e IR, algo hoy por hoy ciertamente poco probable, pero hay algo en este agrupamiento de siglas que no deja de ser inquietante: el espejo que supone IU en tanto que reflejo de los efectos perniciosos del enfrentamiento intestino, es un buen lugar donde debería mirarse C´s para evitar correr una suerte similar (en tendencia, que en número de votos ya quisieran). Ambas organizaciones tienen un gran potencial, aunque parecen empeñarse no en desarrollarlo, sino muy al contrario, en dilapidarlo de la forma más rápida y eficaz posible.
Ahora más que nunca necesitamos no otra izquierda, porque el PSOE no lo es, sino una izquierda, eso que IU quiere ser pero hoy por hoy no puede y eso que C´s puede ser pero hoy por hoy no quiere. Porque Ciudadanos podría, con el programa en una mano y el ideario en la otra, pero, efectos colaterales del síndrome de la transversalidad, sólo una minoría entre su militancia y sus dirigentes se siente realmente de izquierdas, así que no quiere hacerlo.
Lamentablemente no parece que se den las condiciones para que ambas organizaciones recorran juntas el camino, y cabe preguntarse si lo harán por separado, pero en cualquier caso alguien debe hacerlo porque somos muchos los que esperamos para subirnos a ese tren, y no tiene mucho sentido que haya tantos ciudadanos políticamente huérfanos cuya papeleta se blanquea progresivamente a causa de la inacción de quienes deberían esforzarse por dibujar sus siglas en ella.

martes, 28 de octubre de 2008

La infalibilidad del juez Tirado

El hipotético triunfo del recurso del juez Tirado, una vez conocida su argumentación, supondría sin duda una estupenda noticia para dos colectivos, a saber, los delincuentes condenados por delitos leves, ya que, según él, al no existir constancia de una especial peligrosidad ejecutar sus sentencias no es prioritario, no corre ninguna prisa y se les puede conceder de mano una prorroga de al menos dos años (y eso si entretanto no cometen un delito más grave), y los pederastas, ya que el abuso de menores, según este juez, no constituye el menor indicio racional de una especial peligrosidad por parte de éstos. Al menos en una cosa hay que darle la razón, no parecen especialmente peligrosos para los jueces que no se encargan de que su sentencia se ejecute, ya que únicamente les supone una multa de 1.500€, pero para los menores en particular y para la sociedad en su conjunto parece que la peligrosidad es evidente y aunque no lo fuera, si no se tiene intención de ejecutar las sentencias de los delincuentes que no vayan a matar a alguien inminentemente, casi mejor sería no juzgarles y despenalizar los delitos que el señor Tirado considera irrelevantes, con lo que se descongestionarían los juzgados y se ahorraría dinero de los contribuyentes.
Aceptar que no se ha cometido ninguna falta, que la muerte de Mariluz es la consecuencia lógica e ineludible de la saturación y la falta de medios ancestrales del sistema, sería tanto, por poco afecto que se sea a la lógica deductiva, como aceptar que algo así pasara a diario en todos los juzgados de nuestro país, que los criminales condenados habitualmente no entraran en la cárcel, y eso, diga el magistrado lo que diga, no es así y si a él le ha ocurrido y a los demás no, alguna responsabilidad tendrá.
Su recurso sólo se entiende desde el convencimiento de su superioridad, de su infalibilidad, y eso es algo que por sí sólo debería bastar para inhabilitarle. La tolerada e impúdica exhibición de miseria moral que hace este señor con su obcecación en su completa ausencia de responsabilidad, descalifica a la Justicia en la misma medida que resulta dolorosa para la ciudadanía y harían muy bien los señores magistrados en controlar sus endémicos accesos de corporativismo y hacer, también con ellos mismos, justicia. Simple y llanamente justicia.
En fin, no es necesario reducir al absurdo los argumentos del juez Tirado para rebatirlos porque de su pluma salen ya en ese estado, lo triste es que alguien tan alejado de la realidad, tan desapegado de la ciudadanía, previsiblemente vaya a mantener la potestad de juzgar los actos de los ciudadanos, me pregunto con qué autoridad moral cuenta para ello, con qué cara condenará a alguien a partir de ahora por no cumplir con sus obligaciones.

jueves, 23 de octubre de 2008

Son como niños

Sinceramente, no sé si España debe estar o no en la cumbre pomposamente bautizada nada más y nada menos que como la de la refundación del capitalismo, pero parece bastante claro que si nuestro Gobierno deseaba que fuera así debería haberse movido con algo más de discreción para evitar quedar en una posición comprometida en caso de no lograrlo. No creo que suponga ningún drama no acceder a un grupo en el que nunca hemos estado, de la misma forma que considero razonable solicitar nuestra presencia, pero si realmente la diferencia entre ir o no ir radica, como se dice, en la mala relación personal de nuestro presidente con el de Estados Unidos (o viceversa), entonces el mundo de la política es extraordinariamente menos serio de lo que debería y quienes dicen comprenderlo o incluso lo justifican, deberían pensarlo dos veces antes de asumir como natural semejante aberración. Nuestra relevancia internacional debería basarse en cuestiones bastante menos pueriles que si Zapatero y Bush "se ajuntan" o no, como decíamos de críos, porque a eso suena, a cosa de niños.
El colmo de la argumentación tendenciosa se da cuando los mismos que justifican la actitud de Bush en el hecho de que Zapatero permaneciese sentado al paso de la bandera (cuando aun no era presidente, conviene recordarlo) supuso no la expresión de un criterio político sino una afrenta a todo un país, mientras que la supuestamente deliberada exclusión de España de esta reunión no es una afrenta a nuestro país sino una cuestión personal hacia Zapatero. Y según muchos de ellos, merecida.
La cosa debiera ser sencilla, si nuestro peso internacional, sea por nuestros índices macroeconómicos, por nuestro posible valor representativo o por nuestra relevancia sociopolítica, geoestratégica o cultural (que no todo se pesa en euros o dólares), justifica nuestra presencia, entonces debemos ir, y no no es así, entonces no debemos ir, y eso tanto si el presidente estadounidense fuera Bush, como Obama o McCain y el nuestro Zapatero, Rajoy o Rodolfo Chikilicuatre.

miércoles, 22 de octubre de 2008

¿Absoluta dedicación y empeño? No, hombre, no.

Fui el primero en denunciar desde este espacio lo que en mi opinión era una desmesura en relación a las sanciones del juez y la secretaria judicial responsables del caso Mariluz, comparativamente hablando, claro. Del mismo modo de me he manifestado a favor de las reivindicaciones de los profesionales de la justicia por su falta de medios materiales, aunque no he hecho lo mismo, sino todo lo contrario, sobre su pretensión de coartar la libertad de expresión de la ciudadanía y sus legítimos representantes escudándose en una sesgada interpretación de la separación de poderes y consecuentemente de su protección frente a la injerencia de los políticos, pero lo que no puedo aceptar de ninguna manera es que sucesos como el desdichado de la niña de Huelva sean inevitables y haya que aceptarlo sin más como un contratiempo sin mayor importancia: una cosa es que el juzgado esté saturado y otra que una muerte evitable causada por su inacción se pueda despachar con una palmadita en la espalda y un acto de atrición público sin más repercusion que la del tiempo que ocupe en los medios.
Me parece muy bien que la señora secretaria del juzgado agradezca su solidaridad a sus compañeros, quienes por otro lado deberían protestar por la falta de medios y por el agravio comparativo, no por la sanción en si misma que si es desmesurada, deberá ser en todo caso más leve, pero nunca desaparecer, pero lo que no es de recibo es que tengamos que ver como quienes han permitido que ocurra todo esto sacan pecho y presumen de su gestión y de la limpidez de su conciencia ("tengo la tranquilidad de haber desempeñado mis funciones con absoluta dedicación y empeño", ha dicho ella y no quiero ni recordar todo lo que por su parte ha dicho el juez
). La función pública no es un deporte, lo importante no es participar y la dedicación y el empeño se suponen, los resultados de la gestión de todo funcionario público son y deben ser valorados y es por ellos por los que se nos debe juzgar, nuestra responsabilidad no termina en fichar todos los días a las horas debidas.
Los problemas que este desgraciado caso ha hecho visible hay que tratar de solucionarlos, que duda cabe, pero eso no puede servir de trampantojo tras el que los protagonistas escondan sus responsabilidades o incluso vayan más allá y se permitan el lujo de presumir de la excelencia de su gestión. Porque mal vamos si esto es lo mejor que podemos esperar de nuestro sistema judicial.

Heridas abiertas, heridas cerradas

Incluso los más críticos con el auto del juez Garzón sobre el levantamiento de fosas de víctimas de la represión franquista, deberán reconocerle una virtud: ha conseguido que hasta quienes con más fuerza se opusieron a la por ellos denostada Ley de Memoria Histórica, si bien no se han convertido en adalides de la misma, sí que la enarbolan con entusiasmo para criticar la actuación del juez y parece que de repente y por sorpresa ya no les parece tan mala.
Yo, a fuerza de ser raro encuentro coherentes tanto el auto como el recurso, aunque tengo muy clara mi preferencia, entiendo ambas posturas no sólo jurídicas, sino políticas, pero no puedo evitar encontrarle un regusto arrogante a aquellos que dicen que como ellos han superado el tema, como lo han olvidado o sus heridas están cerradas, necesariamente debe haber ocurrido así con toda la sociedad. Entiendo que sólo quienes las padecen, y los hay, pueden dar fe de la cicatrización de esas heridas que para ellos continúan abiertas independientemente de que para una mayoría de la sociedad no sea así. Al menos parece que ya hay un cierto consenso en la necesidad de exhumación de los cadáveres, y eso es positivo.
Esto que se ha dado en llamar recuperación de la memoria histórica es necesario y positivo para el país, siempre que se consiga que sea un proceso que logre cerrar las heridas de quienes las sienten abiertas sin abrir las de los que las consideran cerradas. Me temo que de momento no se han conseguido ninguna de las dos cosas, pero sea mediante la aplicación de la LRMH o judicialmente, o por otra vía, debe perseverarse en el camino, porque la meta es más que noble, imprescindible, y porque no es de recibo que una democracia tolere la existencia de ningún tipo de fosas comunes ni de muertos anónimos.